Dos asociaciones de consumidores muestran su oposición a la medida

"Es una medida inaceptable para los consumidores. Quitar el descuento en los libros de texto supone dar marcha atrás en una ventaja que se tiene actualmente", señala el director general de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), José María Múgica. También la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU) se mostró en contra, confió en que el Gobierno se replantee la medida y pidió la gratuidad de los textos.

Esta organización considera que la protección de las pequeñas librerías no es una tesis válida para adoptar esta decisión: "Si el argumento es que se pretende proteger a las librerías, se trataría entonces de una medida intervencionista destinada a la protección de intereses particulares en detrimento de los intereses generales de los consumidores", manifestó Múgica.

La OCU recuerda además que el Informe del Tribunal de Defensa de la Competencia de 1997 afirma que "la regulación sobre precio fijo de los libros en general y la prohibición de la práctica de descuentos en particular no protege la creación literaria; no favorece la lectura y la difusión de la cultura y el conocimiento; y restringe la venta de libros".

La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED), a la que pertenecen los grandes supermercados, manifestó que las empresas de esta organización "venden libros igual que muchos otros productos", señaló un portavoz a este periódico. "La ley nos permite hacer hasta el 25% de descuento y nos vamos a seguir guiando en el futuro por lo que diga la ley, aunque consideramos que eliminar los descuentos de los libros de texto perjudicaría a los consumidores, que se verán privados de estas ventajas", añadió el portavoz.

El real decreto que liberalizó los descuentos fue aprobado en 2000 por el Gobierno del PP. El texto dice: "Queda liberalizado el descuento que podrá aplicarse sobre el precio de venta al público de los libros de texto de primaria y ESO". Pero añade una advertencia: "Queda prohibida la utilización del libro como reclamo comercial para la venta de productos de naturaleza distinta". Sin embargo, una sentencia del Supremo de 2003 dejó vía libre a los supermercados para que pudieran bonificar la venta de libros de texto con los llamados vales-descuento, que son canjeables por otras compras en sus comercios.