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LA TEMPORADA ARTÍSTICA EN EUROPA

Tiepolo y Turner desembarcan en Venecia

El artista veneciano y el pintor inglés retratan de manera muy distinta su experiencia de la ciudad de los canales

Dos visiones abismalmente distintas de la ciudad de las lagunas coinciden estos días en Venecia de la mano de dos grandes artistas: Tiepolo y Turner. Al primero, uno de sus hijos más ilustres, la Fundación Giorgio Cini le dedica una muestra para recordar el segundo centenario de su muerte y del segundo, uno de los grandes maestros de la pintura inglesa, el Museo Correr expone las obras que reflejan sus viajes a Venecia.

La caricatura es el hilo conductor de la exposición Tiepolo, ironía y cómico (www.cini.it), que sustancialmente se centra en la figura de Pulcinella, una de las más populares máscaras de la commedia dell'arte. A través de este personaje, tanto Giandomenico Tiepolo (Venecia, 1727-1804) como su padre, Giambattista (Venecia, 1696-Madrid, 1770), presentan una imagen poco conocida de Venecia. Sin duda alguna, el joven Giandomenico es quien, con su ojo crítico y curioso, utiliza mejor la caricatura como arma para desenmascarar a la aristocracia veneciana del 1700, a la cual pertenece y conoce desde dentro con todos sus vicios y caprichos. Sus dibujos son el anuncio de un declive social irreversible en el atardecer de la Venecia republicana. Ayer abrió sus puertas al público y podrá visitarse hasta el 5 de diciembre.

El italiano muestra una visión satírica y crítica, frente a la melancólica mirada del británico

Divida en cinco secciones, la exposición abarca todo un siglo. En la primera parte, el padre, Giambattista, inventa un Pulcinella que poco tiene que ver con el gracioso personaje napolitano original. Crea entonces un Pulcinella que se ocupa de las necesidades más primarias: come, duerme y defeca con toda tranquilidad. Tan grotescos son sus actos como su apariencia física: es jorobado, enano, con una nariz enorme y un sombrero cónico que resalta sus dotes fálicas. El antihéroe se esconde detrás de una máscara para desnudar los defectos del ser humano.

Más adelante, unas caricaturas del padre y del hijo representan aspectos universales del ser humano como la obesidad y la vejez. A los artistas parece interesarles más bien la belleza escondida en la deformidad de unos cuerpos que resaltar la identidad o personalidad de sus modelos desconocidos.

El recorrido continúa con las obras del hijo, Giandomenico; retratos del cercano atardecer de la República veneciana a finales del siglo XVIII. Así, redescubre la máscara de Pulcinella y la convierte en un símbolo popular, en un hombre común con doble personalidad que se cubre el rostro para representar los vicios de una sociedad burguesa y para reírse de la historia.

En la cuarta sección, las caricaturas satíricas de Giandomenico se burlan de la moda y de la aristocracia veneciana y de sus deseos de evasión y de fuga, tal vez por temor al declive cercano. Y en la última parte -centrada en 1797, año del fin de la República-, Pulcinella se ha convertido en una figura popular-social que se mezcla con la gente común y corriente y realiza todos los oficios habidos y por haber. Se trata de una serie originalmente formada por 104 dibujos, hoy dispersos en museos y colecciones privadas. En Venecia se exhiben sólo 23.

Muy diferente de esta visión satírica y crítica de la ciudad es la Venecia melancólica de Turner, que encuentra una ciudad que ya había perdido su poder pero mantenía el encanto de un pasado que fascinó a generaciones de artistas europeos. Los trabajos del gran romántico inglés que se exhiben en el Museo Correr son una declaración de amor a la luces y las sombras de Venecia y a sus encantos, los cuales llegó a conocer a través de las pinturas de Canaletto. La exposición -que abre sus puertas hoy y podrá visitarse hasta el 23 de enero de 2005- está organizada en colaboración con la Tate Britain y posteriormente se presentará, entre marzo y junio de 2005, en Caixaforum, el centro de exposiciones de la Fundación La Caixa en Barcelona.

A pesar de que los viajes de Joseph Mallord William Turner (Londres, 1775-Chelsea, 1851) por los más remotos rincones venecianos fueron cortos (visitó la ciudad en sólo tres ocasiones, entre 1819 y 1840), la producción relacionada con la ciudad es verdaderamente rica. Venecia fue, de hecho, uno de los temas recurrentes de su pintura a partir del segundo viaje, realizado en 1833.

Paisajista y pintor de marinas por excelencia, el artista acostumbraba a realizar bocetos, como un diario de viaje, que después trasladaba a los grandes lienzos al tiempo que estudiaba en profundidad a los grandes maestros de la pintura italiana, como Tiziano, Tintoretto y Veronese.

La exposición reúne unas 120 obras y algunas de las acuarelas y los dibujos se exponen al público por primera vez. Reunidas de esta forma se comprende mejor el viaje poético y expresivo de Turner. Abundan las acuarelas de la plaza de San Marcos, el Gran Canal y los atardeceres sobre los techos venecianos, motivos que dan pie a Turner para reflexionar con maestría sobre la luz, el color y las superficies reflejadas en el agua.

<i>Pulcinellas fusilan a Pulcinellas</i>, de Giandomenico Tiepolo.
Pulcinellas fusilan a Pulcinellas, de Giandomenico Tiepolo.
<i>La plaza de San Marcos celebra la ceremonia del matrimonio con el mar,</i> de Turner.
La plaza de San Marcos celebra la ceremonia del matrimonio con el mar, de Turner.

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