Ellas también pueden elegir
Ceuta se convierte en la primera ciudad de España en instalar máquinas expendedoras de preservativos femeninos
"Para que las mujeres puedan elegir". La ciudad autónoma de Ceuta lanzó la semana pasada una campaña -Mujer, marca tú el ritmo- pionera en toda España. Se trata, según explica la responsable del Plan sobre Sida de la Consejería de Sanidad, Mónica R'Kaina, de "normalizar el uso del preservativo", y más concretamente del preservativo femenino. Para alcanzar este objetivo nada mejor que instalar máquinas expendedoras repartidas por la ciudad. Son las primeras en España.
"Un día me pregunté por qué no había máquinas expendedoras de preservativos femeninos y no encontré ninguna respuesta razonable. Nadie supo contestarme", explica Mónica R'Kaina. Investigando, encontró la razón: cada preservativo femenino cuesta, caja incluida, cerca de cuatro euros. Los masculinos, 0,50. El motivo está claro. No es rentable. Para la Consejería de Sanidad de Ceuta esto no podía representar un obstáculo para acercarlo al público. Se empezó a trabajar con dos ideas: "accesibilidad" y "abrir el abanico de opciones".
Para hacer llegar el preservativo a los jóvenes, uno de los principales objetivos, se van a instalar 15 máquinas en diferentes ambientes de la ciudad. Bares de copas, escuelas universitarias o el centro comercial han sido los lugares elegidos por ser los más frecuentados por los jóvenes. Entre las máquinas y los que se repartan por la calle o en centros de salud, se distribuirán 5.000 preservativos femeninos. Esto sin descuidar la campaña de preservativos masculinos. Se pretende llegar más allá de la juventud: "Hemos repartido entre los inmigrantes del Centro de Estancia Temporal, en los cuarteles y en la cárcel incluso". Otro requisito indispensable para que sea aceptado es que tenga un precio asequible. La consejería subvenciona el proyecto de modo que los preservativos tienen el mismo precio que los masculinos.
Se trata, también, "de diferenciar géneros en la política preventiva de salud, que la mujer pueda decidir y no tenga que estar pendiente de si al hombre le apetece o no ponerse el condón", explica Mónica R'Kaina. Así la mujer toma el control de sus actos y se amplía la gama de métodos anticonceptivos entre los que elegir.
El preservativo femenino consiste en un cilindro de unos cinco centímetros de diámetro hecho de poliuretano (también se fabrican en látex, pero el poliuretano es más versátil para ser usado con ciertos lubricantes) con un anillo flexible del mismo material en cada extremo. Una vez introducido en la vagina, un anillo se queda dentro y fija y coloca el preservativo. El otro se queda fuera, de modo que además de prevenir el embarazo protege contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Una de las principales ventajas que presenta es que se puede colocar hasta ocho horas antes de tener una relación sexual. Entre los inconvenientes, "las mujeres se quejan de que hace mucho ruido", según cuenta Mónica R'Kaina con cara de no entender nada. "¿Cómo puede ser un problema un poco de ruido frente a una ETS o un embarazo?".
A pesar de estas quejas, el mayor reto al que se enfrenta la consejería es su aceptación entre la sociedad. "Nunca he utilizado uno y la verdad es que impone un poco". La reflexión de Fátima, de 27 años, la comparten muchas ceutíes. En cualquier caso, tampoco cierra la puerta: "Me atrae la idea de poder controlar yo".
El éxito o fracaso de la campaña se verá con el tiempo. De momento, los precedentes son buenos. En sendos estudios realizados en Uganda y Zimbabue, a un 90% de mujeres les gustó mucho o bastante. Actualmente, los preservativos son de un solo uso, pero no se descarta que esto cambie. "Supondría una gran ayuda para los países menos desarrollados elaborar un preservativo que pudiera reciclarse para utilizarlo más de una vez. Se está trabajando en ello", concluye R'Kaina.
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