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Un principio activo del 'cannabis' impide el riego sanguíneo de tumores

Nueve españoles prueban los cannabinoides en un cáncer cerebral

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Uno de los componentes del hachís, el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), consigue inhibir la formación de vasos sanguíneos en glioblastomas, uno de los tipos más peligrosos de cáncer de cerebro. Con ello deja sin alimento a las células, lo que impide que proliferen. El descubrimiento se prueba desde hace más de un año en nueve pacientes de los hospitales Universitario de Tenerife y La Paz de Madrid.

La investigación es un paso más en los trabajos sobre las propiedades anticancerígenas de los derivados del hachís que el equipo de Manuel Guzmán, de la facultad de Química de la Universidad Complutense de Madrid, comenzó hace más de siete años.

"Ahora se ha descrito por primera vez el proceso mediante el cual el THC inhibe la formación de vasos sanguíneos (la llamada angiogénesis), una propiedad que ya se había demostrado en tumores cerebrales inducidos en ratas y ratones de laboratorio y en cultivos de células obtenidas de biopsias de enfermos", explica Cristina Blázquez, del departamento de Guzmán y firmante del artículo (revista Cancer Research, 15 de agosto).

El THC es el primer paso de una cadena en la que intervienen otras sustancias, como un lípido llamado ceramida, que a su vez inhibe la acción del VEGF (factor de crecimiento vascular endotelial), resume Blázquez. El factor de crecimiento es el encargado de activar la creación de los nuevos vasos sanguíneos que se encargan de llevar la sangre con el oxígeno y los nutrientes a las células cancerígenas.

"El bloqueo del VEGF constituye uno de los más prometedores enfoques de tratamiento antitumoral", ha dicho Guzmán. "Estos descubrimientos proporcionan una nueva diana terapéutica para las terapias basadas en el uso de cannabinoides", ha añadido.

267 genes implicados

Para realizar el estudio, los investigadores han analizado muestras de ADN de los pacientes y los animales. El trabajo se ha centrado en el análisis de 267 genes (las instrucciones para cada uno de los pasos implicados) relacionados con al creación de vasos sanguíneos en tumores, y encontraron que cuando se les aplicaban cannabinoides se inhíbía la expresión (la puesta en práctica de esas instrucciones) de varios genes implicados en la actuación del VGEF, señala el artículo.

El ensayo aporta una nueva visión al efecto de los cannabinoides. El mismo equipo ya publicó hace cuatro años en la prestigiosa revista Nature estudios en los que se indicaba que los cannabionoides frenaban o eliminaban dos tipos de cánceres cerebrales (glioblastomas y astrigliomas) inducidos en ratas y ratones.

También comprobaron que actuaban en cultivos de células humanas, pero entonces los trabajos se centraron en cómo el THC inducía la muerte celular programada (llamada apoptosis). Este proceso, que no funciona con las células cancerígenas, actúa como un sistema de garantía del organismo que impide que se reproduzcan células con errores.

En ningún caso se trata de que los pacientes fumen hachís, advierten los investigadores. La aplicación es directa mediante "cánulas" que entran en el cerebro en la zona que se quiere tratar, y se utiliza la sustancia obtenida a partir del hachís o análogos sintéticos, explica Blázquez.

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