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Artur Mas bendice el giro confederal de Convergència en el 13º Congreso del partido

El secretario general y la nueva ejecutiva obtienen un amplio respaldo de los 2.000 delegados

El perfil nacionalista de Convergència Democràtica (CDC) ha salido reforzado del 13º Congreso que esa formación celebró el pasado fin de semana en L'Hospitalet de Llobregat. Investido ya como líder del partido, con Jordi Pujol en la reserva, y reelegido secretario general de CDC con el 96,3% de los votos, Artur Mas desgranó un discurso en la ortodoxia nacionalista y consagró el giro confederal de esa organización. Decidido a recuperar el espacio electoral que Esquerra Republicana le arrebató, Mas aseguró que luchará para que el concierto económico esté contemplado en el nuevo Estatuto. Y si éste no es suficientemente potente, "habrá que guardar la carta para otro momento", declaró el secretario general convergente.

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Mas regaló los oídos de los casi 2.000 delegados convergentes que en el congreso han cerrado filas con la vista puesta en la recuperación del Gobierno de Cataluña en 2007. Sin las hipotecas del poder, ni las incómodas alianzas que tanto obligan, Mas dejó volar la imaginación nacionalista de una formación que cree estar pagando las facturas de su alianza con el PP.

El giro confederal aprobado el pasado fin de semana -hasta ahora CDC no había definido jamás cuál era su modelo de España- permite situar a Convergència en el ámbito de competencia directa con Esquerra. Los gritos de Mas president, Catalunya independent! y la mayor ovación del congreso al presidente del PNV, Josu Jon Imaz, fueron la banda sonora de este giro. Para CDC, el modelo federal se basa en una homo-geneización de todas las autonomías. Por tanto, los convergentes piden un trato diferencial y "una unión libre y en pie de igualdad de las naciones que conforman el Estado español". Es más, de acuerdo con la ponencia aprobada, CDC se compromete a no permitir ningún "escenario de relación Cataluña-España que no reconozca el derecho de autodeterminación".

Instalada pues CDC en la órbita más nacionalista, no desentonó el dicurso de anoche de Artur Mas. "Somos nacionalistas, apostamos por un Estado plurinacional -ni plural ni diverso- y trabajamos para que Cataluña tenga cada día más autogobierno", dijo el secretario general en una intervención que marca un despegue como líder, pues no estuvo acompañado de mensaje alguno del todavía presidente y fundador de la formación, Jordi Pujol.

Uno de los pasajes más aplaudidos de discurso de Mas, al que ayer le flaqueaba la voz en el mejor estilo de Pujol, fue cuando aseguró: "Me comprometo a no descansar ni un momento para que Cataluña recupere un presidente nacionalista". Y agregó: "Nosotros sabremos separar el grano de la paja, para que en el nuevo Estatuto no nos quieran dar gato por liebre; y cuando me refiero al grano y a la paja quiero decir que el Estatuto debe resolver el déficit estructural. En este sentido, lucharemos a fondo para que contemple el concierto económico", sentenció. "No permitiré que el proyecto de Convergència y el de CiU se aparte de este camino, el que espera la gente de Cataluña", agregó.

Rodeado por la nueva ejecutiva y con el aura de hombre superador de dificultades, Mas asumió plenamente el pasado. "No somos salvadores de la patria, sólo somos sus fieles servidores. No tenemos la exclusiva de trabajar por el bien del país, pero lo hemos demostrado. Somos humildes, pero humildad no quiere decir que nos dejemos humillar y pisotear por el trabajo que hemos hecho", reiteró el dirigente de CDC. En este rearme moral de una militancia que, por primera vez en 23 años, está fuera del poder, el secretario general de Convergència quiso hacer un llamamiento al activismo para reconquistar la Generalitat e invitó a los afiliados a "salir de los despachos para convencer a pie de calle".

A pesar de lo innovador de su discurso, Mas se mantuvo fiel a dos variables convergentes: la definición de nacionalismo integrador -no separar a los ciudadanos por orígenes- y la superación del eje izquierda-derecha, en la tradición del catalanismo conservador de Francesc Cambó. "Rechazamos las acusaciones de ser nacionalistas excluyentes, porque en nuestros genes están presentes la tolerancia, la libertad y el respeto", dijo.

Mas se mostró exquisito en su trato con el Gobierno catalán, que no se llevó ningún ataque expreso. No obstante, quiso marcar las diferencias con lo que fue, a su juicio, la actitud que mantuvo la oposición de izquierdas en Cataluña: "No estamos instalados en la táctica; un nacionalista no mira el color del gobierno de su país": Y se comprometió a estar al lado del tripartito si con ello Cataluña logra "algunas migajas de poder".

Así se cerró un congreso en el que no hubo ninguna sorpresa a la hora de las votaciones de los nuevos cargos directivos. Todo salió según el guión y los delegados apoyaron sin fisuras las candidaturas presentadas por Mas. Quizá influyó en el resultado el mensaje lanzado por éste ante el plenario en el sentido de asumir cualquier voto de castigo a alguna de las personas de su ejecutiva. Así pues, los candidatos obtuvieron apoyos que oscilaron entre el 61 y el 99%.

Estructura directiva

Y es que la nueva ejecutiva, compuesta por casi 50 miembros -22 de los cuales elegidos por el congreso- se caracteriza por la renovación. Casi el 70% de sus integrantes se sentarán por primera vez en este órgano, muchos de ellos antiguos colaboradores de Mas en la anterior administración catalana. Y por primera vez en la historia de CDC, el 40% serán mujeres, alcanzando casi cuotas paritarias, no por imposición de los estatutos, sino porque, como dijo Mas, "así funciona en los partidos modernos".

La dirección de CDC se estructurará en tres escalafones. Seis vicesecretarías generales que estarán controladas por el sector soberanista, mayoritario entre los militantes. Eso se demostró en los resultados de las votaciones, en las que Antoni Fernández Teixidó, único representante del nacionalismo moderado, obtuvo el menor apoyo, con un 63,14%.

El segundo escalafón lo constituirán las cinco secretarías ejecutivas, en las que Mas ha colocado a sus colaboradores más cercanos. David Madí, que dimitió por el escándalo de las encuestas -"le cortaron el cuello", según Mas- obtuvo el 73% de los votos; Oriol Pujol Ferrusola, hijo del ex presidente de la Generalitat, el 77%, y Quico Homs, ex director general de Asuntos Interdepartamentales, el 80%. Y el tercer bloque será la propia ejecutiva.

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