La ONU recobra protagonismo

Creado en 1946 para dirimir disputas legales entre Estados en virtud del derecho internacional, el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) cumple con los objetivos de la Carta de Naciones Unidas centrada en la resolución pacífica de conflictos. Cuando se trata de diferencias entre estados, el tribunal necesita que las partes implicadas reconozcan su jurisdicción para actuar. Su decisión final no puede ser apelada. Los jueces emiten además dictámenes a instancias de un órgano de la familia de la ONU. En tal caso, la opinión no es vinculante. Su fuerza radica en la presión diplomática que puede ejercer, visible ayer al instar el tribunal a la Asamblea General y al resto de la comunidad internacional a asegurarse de que Israel acate el derecho internacional.

La resolución sobre el muro devuelve también a la ONU el protagonismo que parecía haber perdido en el conflicto de Oriente Próximo. Los jueces del TIJ han estudiado las consecuencias legales de la barrera durante cinco meses y han recibido aportaciones escritas y verbales, estas últimas de más de 40 países. Israelíes y palestinos miran ahora hacia la ONU con diferente anhelo. El primer ministro Ariel Sharon espera que el veto de EE UU, su principal aliado en el Consejo de Seguridad, evite cualquier intento de penalizarle la construcción del muro. Para el líder palestino, Yasir Arafat, la imposición de posibles sanciones a Tel Aviv facilitaría la creación de un Estado propio con un territorio sin obstáculos artificiales.

De las 22 solicitudes de opinión elevadas al TIJ desde 1946, sus jueces se han considerado competentes en todos los casos menos uno. Fue en 1993, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) preguntó si el uso de las armas nucleares en un conflicto armado violaría el derecho internacional por sus efectos para la salud.