"Ningún país puede hacer solo un vuelo tripulado a Marte"
Anatoli Permínov ha sido militar toda su vida y ha servido en las Tropas de Misiles Estratégicos -una rama de las Fuerzas Armadas muy alejada de la vida pública-, de las que llegó a ser su vicecomandante en jefe. En el 2001 pasó a encabezar las Tropas Espaciales de Rusia y en 2004 su vida dio un vuelco cuando tuvo que dejar su uniforme de general al ser nombrado director de la Agencia Espacial Rusa. Esta es la primera entrevista que ha concedido a la prensa el general Permínov, de 59 años, y en ella habla sobre la imposibilidad de que Rusia realice vuelos tripulados a Marte en solitario, de los proyectos de construir nuevas naves cósmicas y de la colaboración con otros países, incluida España. También defiende el turismo espacial, una actividad que supone un ligero alivio de la dramática escasez de fondos del sector espacial ruso.
"Estamos trabajando en una nueva nave espacial con capacidad para seis personas"
Pregunta. Ahora que no están volando los transbordadores estadounidenses y todo el transporte a la Estación Espacial Internacional (ISS) depende de las cápsulas rusas Soyuz, ¿tiene Rusia planes de construir nuevas naves, tal vez análogas a dichos transbordadores, como el Burán de la época soviética?
Respuesta. No, no pensamos hacer transbordadores, pero sí un nuevo tipo de nave espacial pilotada. Lo que sucede es que las Soyuz están quedando obsoletas y querríamos liberarnos de las limitaciones que significa poder llevar sólo dos o tres personas. Por eso estamos trabajando en el proyecto de una nueva nave, llamada Clipper, que tendrá capacidad para seis personas.
P. ¿Es un proyecto exclusivamente ruso?
R. Es un proyecto realmente moderno y viable que, aunque ruso, está abierto a la colaboración internacional. Próximamente lo presentaremos a todos los especialistas mundiales del espacio, incluida España, por supuesto. A nosotros nos interesa la participación extranjera para disminuir costos. En cualquier caso, es hora de reemplazar las Soyuz, y naturalmente, las Clipper no sólo tendrán capacidad para llevar más personas, sino que también tendrán un motor más potente y una nueva forma de puesta en órbita.
P. ¿La nueva nave estará concebida para volar sólo a la ISS?
R. Esta nueva generación de naves pilotadas por supuesto que servirá ante todo para la ISS, pero se podrá adaptar para la exploración del espacio interplanetario, para ir a la Luna e incluso a Marte. Estamos discutiendo el proyecto a nivel internacional, con EE UU y la Agencia Europea del Espacio [ESA] con el fin de que en él participe el mayor número de países interesados. Con ello deseamos lograr que el costo para Rusia sea menor.
P. ¿Y hay planes para crear nuevos aparatos espaciales militares?
R. Debo explicar que esto no es, en realidad, asunto de la Agencia Espacial Rusa, puesto que el Ministerio de Defensa tiene una rama especial del cosmos, las Tropas Espaciales, que es la encargada de crear y explotar los satélites que necesitan. Sin embargo, puedo decir que se ha tomado la decisión de modernizar profundamente los aparatos cósmicos militares. Ante todo se trata de aumentar su plazo de vida útil, para pasar de una explotación de tres años a cinco o seis, y después a 10 o 12. Un alto porcentaje de satélites militares ya ha sobrepasado su plazo de vida útil, pero los seguimos explotando al máximo mientras se puede. La tarea es lanzar nuevos satélites y, al mismo tiempo, modernizar parcialmente los equipos terrestres que los dirigen y recogen información. Creemos que necesitamos entre cinco y diez años para que en el espacio estén volando sólo satélites de la nueva generación.
P. Además de las nuevas naves espaciales, ¿hay otros planes de colaboración internacional?
R. Claro, ante todo debemos continuar construyendo la ISS y terminarla. Pero además de esta tarea prioritaria está la explotación conjunta de lanzadores modernos. La primera golondrina es la creación de una plataforma de lanzamiento en Kourou [base espacial de la ESA, en la Guyana Francesa], que está siendo bien financiada. Se están solucionando todos los problemas pendientes, lo que permitirá construir esa nueva plataforma para el más fiable cohete, el Soyuz. Usaremos la versión modificada Soyuz 2, que se probará en vuelo a fines de año en el cosmódromo Plesetsk, y esperamos que en el 2006 se realice el primer lanzamiento desde Kourou. Esto permitirá no sólo a los europeos, sino también a los países latinoamericanos interesados lanzar desde allí sus naves y satélites propios o aparatos espaciales que pueden crearse conjuntamente con Rusia. Esto es muy ventajoso para países como Brasil o Argentina, que dan sus primeros pasos en el espacio, y les permitiría ahorrar ingentes medios. También tenemos planes para crear empresas mixtas con firmas europeas, especialmente alemanas, para fabricar nuevos sistemas de cohetes.
P. ¿Y con España?
R. Quisiéramos mejorar nuestra colaboración con España. Este año nos visitó una delegación española de alto nivel y firmamos un memorando con el [antiguo] Ministerio de Ciencia y Tecnología para desarrollar nuestra cooperación. En septiembre esperamos una delegación de industriales y especialistas en cuestiones espaciales. Quisiéramos activar la creación conjunta de tecnologías espaciales, especialmente de sistemas de observación de la Tierra, la participación en programas pilotados, la creación de otros tipos de equipos. Espero que a fin de año tendremos resultados más concretos de nuestra colaboración bilateral.
P. Usted habló del posible uso de las futuras Clipper para volar a Marte. ¿Cuándo cree que se podría concretar un vuelo tripulado a ese planeta?
R. Estoy convencido de que ningún país puede realizar por sí solo un vuelo tripulado a Marte de inmediato, ni siquiera EE UU. Es verdad que técnicamente es posible, pero hay que prepararse minuciosamente. Se necesita una nueva nave espacial -lo que significa tres, cuatro o cinco años de trabajo-, entrenamientos especiales de los cosmonautas y muchísimo dinero. Por sí sola Rusia no realizará ese tipo de proyectos, no tiene sentido debido al alto costo. Pero sí está dispuesta a participar en proyectos multinacionales para un vuelo tripulado a Marte. Si se tomara la correspondiente decisión gubernamental, creo que se podría volar antes del 2020, como ha dicho EEUU; se necesitan unos 15 años de preparación. Pero como profesional pienso que hay que comenzar por la Luna, con un amplio programa. Hemos recibido proposiciones al respecto de EE UU. Nuestros estudios científicos están muy avanzados, al igual que nuestra metodología de preparación de astronautas para vuelos tan largos; contamos con planes para crear complejos orbitales y estaciones tanto en la Luna como en Marte. En este sentido estamos más avanzados que cualquier otro país, pero nuestro problema es financiero.
P. A Rusia le interesa el turismo espacial, pero ha tenido resistencia por parte de la NASA. ¿Persisten los problemas?
R. No, no tenemos actualmente problemas. El próximo turista será Gregory Olson, quien volará en el próximo otoño o en primavera. Apoyo el turismo espacial porque permite a quienes no son astronautas volar al espacio y porque necesitamos dinero, y 20 millones de dólares -lo que tiene que pagar una persona por volar a la ISS- no nos vienen mal.
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