Barroso dimite como primer ministro de Portugal sin un sucesor de consenso

José Manuel Durão Barroso dimitió ayer como primer ministro de Portugal. El futuro presidente de la Comisión Europea presentó su renuncia formal al presidente portugués, Jorge Sampaio, que ahora debe decidir si convoca elecciones anticipadas o si acepta un nuevo Gobierno liderado por el partido más votado en las últimas legislativas, el conservador Partido Social Demócrata (PSD). "Sería raro, por no decir inédito, en una democracia occidental disolver el Parlamento cuando existe una mayoría sólida en la Cámara", dijo Barroso tras salir del encuentro con el presidente.

"Existe en la Asamblea de la República una mayoría con voluntad de concluir el programa del Gobierno aprobado para esta legislatura", añadió el primer ministro dimisionario. Las palabras de Durão Barroso sugieren que Sampaio no convocará elecciones y aceptará nombrar primer ministro a Pedro Santana Lopes, alcalde de Lisboa y líder del PSD desde el jueves pasado. Pero en la última semana, la Presidencia de la República ha informado por dos veces que no existe ningún acuerdo entre Sampaio y Barroso sobre este asunto. Los asesores de Sampaio aseguran que "todo está abierto".

Jorge Sampaio es un partidario de la estabilidad y prefiere no adelantar los comicios. Pero no le gusta la idea de ver al populista Santana Lopes en el Gobierno. Además, la posibilidad de que el alcalde de Lisboa encabece el Ejecutivo ha desencadenado muchas protestas por parte de la oposición, de destacados dirigentes del propio PSD y de los columnistas de la prensa lusa.

El argumento de todos estos sectores es que Santana Lopes no tendrá legitimidad como primer ministro porque no fue elegido como líder del PSD en un congreso, y su hipotético Gobierno tampoco sería refrendado en las urnas. En definitiva, Santana Lopes no es una solución de consenso ni dentro de las filas de su partido, y Sampaio duda de que su nombramiento como primer ministro sea, de hecho, la solución que asegura la estabilidad que tanto desea.

A esto se suman algunas manifestaciones contra Santana Lopes, convocadas a través de mensajes de móviles con origen desconocido. La más importante tuvo lugar en Lisboa y reunió a unas 2.500 personas.

Sampaio, como exige la Constitución portuguesa, se reunirá hoy y mañana con los líderes de los partidos representados en el Parlamento para saber su opinión sobre la crisis. Si decide disolver la Asamblea y convocar elecciones, el presidente tendrá que llamar también al palacio de Belém al Consejo de Estado, su órgano consultivo, donde tienen asiento, entre otros, sus antecesores en el cargo, los anteriores primeros ministros y los jefes de las Fuerzas Armadas. Pero hasta anoche no estaba prevista la reunión del Consejo de Estado.

La oposición exige elecciones anticipadas, mientras el PSD y el Partido Popular (PP), que forman la coalición en el poder, defienden la designación de un nuevo Gobierno liderado por Santana Lopes. La decisión de Sampaio deberá conocerse antes del fin de la semana.

El grupo parlamentario del Partido Socialista (PS), que ganó las elecciones europeas del pasado 13 de junio, comenzó ayer dos días de reuniones en Azores para preparar un programa de Gobierno. Más que desear el adelanto de las legislativas, los socialistas parecen estar convencidos de que ésa será la decisión de Sampaio.

Mientras, los diputados del PSD y del PP tienen previsto reunirse hoy por primera vez tras el anuncio de la salida de Barroso del Gobierno para asumir la presidencia de la Comisión Europea. El objetivo del encuentro es debatir "la situación política nacional" y articular la actividad entre los dos grupos, tras el nombramiento de la nueva dirección del PSD, según informó un asesor.