Un equipo de la UPV trata de bajar la tensión con técnicas respiratorias
Una veintena de hipertensos participa en el proyecto experimental
Un equipo de profesores de la Universidad del País Vasco está desarrollando una investigación que busca reducir la presión arterial mediante el aprendizaje de técnicas respiratorias durante un periodo de seis meses. En el experimento participan 20 voluntarios hipertensos a los que se les controla la tensión cada 20 minutos a través de un aparato que llevan 24 horas pegado al cuerpo.
La hipertensión afecta a entre un 20% y un 30% de la población y es uno de los factores asociados al infarto, y a otras enfermedades cardiovasculares. De ahí la necesidad de buscar fórmulas que detecten la presión arterial alta y pongan en marcha mecanismos de regulación. Así lo explican José Ignacio Cea y Asunción González Pinto, directora del proyecto, y ambos profesores de la Facultad de Enfermería y del Laboratorio de Neurociencias de Medicina, respectivamente.
Los conejillos de indias que se han prestado al experimento tienen entre 35 y 55 años y son en su mayoría mujeres que no se despegan durante de un pequeño aparato de control, el holter, durante las 24 horas del día. Consta de dos piezas: una, que lleva a modo de bolso riñonera en un lado de la cintura, es una grabadora de datos que recoge la presión del paciente; la otra es un brazalete de los utilizados para tomar la tensión. Cada 20 minutos, un ligero impulso sobresalta al portador, que nota una especie de pequeña descarga en el antebrazo que le avisa de que en ese momento se está anotando su tensión. Previamente, se ha tomado la presión arterial para comparar el resultado una vez finalizado el experimiento.
"La introducción de las prácticas de respiración que el paciente ha aprendido previamente servirán, teóricamente, para modificar la sensibilidad de los receptores de la presión e, indirectamente, al modificarse, van a mejorar, y entonces la presión bajará", explica Cea.
El estudio mide la capacidad del organismo para poner en marcha mecanismos de autoregulación para bajar la presión; la potencia, que en el caso de los hipertensos es baja, y la eficacia del sistema. Está previsto que el estudio esté finalizado en un año.
En el laboratorio se miden las variables a través de aparatos y se realizan pruebas en situación de reposo y de estrés mental. Esta última consiste en contar de tres en tres hacia atrás. Se ha demostrado que un esfuerzo tan simple ya supone una subida de presión arterial.
Si el resultado confirma la hipótesis de que se se puede modificar la hipertensión con técnicas de respiración, los investigadores intentarán ampliar la muestra e implicar a médicos y hospitales en la investigación. El estudio ya ha servido para comprobar la existencia de falsos hipertensos: esas personas a las que la propia toma de tensión les dispara la ansiedad y les provoca una subida no real, explican Cea y González Pinto.
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