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TRASPASO DE PODER EN IRAK | Los poderes del nuevo Gobierno

Una soberanía con límites

Washington mantiene el control sobre sus tropas y sobre los ministerios clave

Ángeles Espinosa

El domingo por la noche, los miembros del ahora extinto Consejo de Gobierno hicieron una despedida a Paul Bremer, el administrador norteamericano para Irak y la persona que les designó. "Será algo discreto", había anunciado uno de los organizadores a esta enviada, "no queremos que se interprete como que festejamos a la persona que ha simbolizado la ocupación". Y al final se trata de eso, de símbolos, porque aunque Irak haya recuperado formalmente su soberanía ayer, algunas de las condiciones en las que lo ha hecho suscitan el recelo de muchos iraquíes.

"Siguen patrullando nuestras calles y atronándonos con el sonido de sus helicópteros", manifiesta escéptico Anás, que aún cree que "pasarán 10 años hasta que volvamos a ser un país libre". Soberanía vigilada, soberanía parcial. Para algunos observadores, la transferencia de poder sólo ha sido una operación de maquillaje que libera a EE UU de la parte más pesada de la tarea manteniendo Irak como un protectorado. "Ahora cuando algo no funcione, los iraquíes ya no podrán echarles la culpa", interpreta un diplomático europeo.

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Y es que a pesar de que Washington ha evitado la imagen de continuidad que hubiera dado una foto de Bremer con el nuevo embajador norteamericano, John Negroponte, muchos asuntos clave van a seguir decidiéndose en un anexo del Palacio de la República, que en los próximos días será inaugurado como la Embajada de Estados Unidos. Éstos son los principales temas que escapan al control del Gobierno iraquí de transición:

- Control de las tropas extranjeras. Al amparo de la resolución 1546 de la ONU, una Fuerza Multinacional de 165.000 soldados (140.000 estadounidenses y 25.000 de otras nacionalidades) va a permanecer en Irak para "derrotar a las fuerzas rebeldes y neutralizar las influencias desestabilizantes para crear un ambiente seguro". Aunque formalmente el Gobierno iraquí tenga el control estratégico de esa fuerza, el control táctico corresponde a cada uno de los países participantes. En teoría, los iraquíes podrían pedir su salida en cualquier momento. En la práctica, parece improbable.

- Bases. La Fuerza Multinacional está repartida en 150 bases, la mayoría estadounidenses, que quedan fuera de la legislación iraquí y aplican su propia legislación. EE UU se ha asegurado la inmunidad de esos soldados mediante la extensión de la Orden 17. Bremer firmó antes de irse ese decreto que incluye también a los contratistas extranjeros que trabajan para la Fuerza Multinacional, incluidos miles de agentes de seguridad privados. Las normativas aprobadas por Bremer tendrán validez mientras no sean revocadas.

- Consejeros. Un total de 155 "altos consejeros" se mantienen en los ministerios y otros organismos relevantes. En principio se trata de funcionarios pagados por el país que los envía (miembros de la extinta Coalición) y que dependen de sus respectivas Administraciones. "No cabe duda de que hay asuntos en los que se ha hecho una verdadera transferencia de responsabilidades, como en Cultura, Educación o Sanidad", explica una fuente diplomática, "sin embargo, en ciertos ministerios clave como Defensa, Interior, Asuntos Exteriores o Petróleo, la influencia de esos ministros en la sombra va a continuar siendo importante".

- Dinero. Una de las responsabilidades del nuevo Gobierno será la aprobación del presupuesto para 2005, pero las cifras que pueda manejar palidecen ante los 18.000 millones de dólares que EE UU ha asignado a la reconstrucción. Ese fondo, que apenas ha empezado a desembolsarse, es responsabilidad de una agencia que curiosamente depende del Pentágono y no del Departamento de Estado como es lo habitual cuando se trata de fondos de cooperación. No está claro qué participación van a tener los iraquíes a la hora de decidir cómo se gasta ese dinero y a nadie se le escapa la carga política que lleva consigo la elección de proyectos de esa envergadura.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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