Nuevo método para mejorar los hábitos sanitarios de los excluidos

Investigar los hábitos de vida y comportamientos sanitarios de los excluidos no es fácil. No es fácil llegar a contactar con prostitutas, drogadictos, vagabundos y marginales. Y una vez se llega a ellos, no es fácil que confíen en el investigador y digan la verdad. Para salvar estos escollos, que casi siempre hacían fracasar cualquier intento de estudio, los investigadores de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) desarrollaron el método de "investigación entre iguales". Se trata de formar a gente del mismo grupo que se pretende investigar (drogadictos, prostitutas, gitanos...) para que ellos encuesten y formen a sus iguales. La Comisión Europea aceptó hace dos años el método de estudio para su estudio sobre la marginalidad en Europa, Euroexcludes, dirigido desde España.

Cuando se va con un encuestador normal, no se encuentra a nadie que consuma heroína

El profesor de la EASP Joan Carles March explica que la metodología supuso un salto enorme en la investigación con marginales. "Simplemente no llegábamos a ellos. No sabíamos si existían los drogadictos ni cómo contactarles. Ahora, gracias al método, tenemos un mapa muy detallado de los lugares de tráfico y consumo de heroína en Granada". Esta ciudad alberga la sede de la EASP y el mapa sirvió para poner en marcha allí el primer ensayo de dispensación de heroína de España. March pone un ejemplo: según la encuesta domiciliaria que elabora cada año el Plan Nacional sobre Drogas, el consumo de heroína en España no aparece. "No es estadísticamente significativo. No es que no exista, es que si vas con un encuestador normal, no encuentras a nadie que consuma. Lo cual es además más cómodo para las autoridades".

El captador del ensayo de heroína, la persona que recogió toda la información paseando por las calles de Granada acompañado por un ex toxicómano, fue Manolo Romero. "A nosotros nos escuchan y no nos pueden engañar fácilmente. Sabemos dónde están, cuáles son sus hábitos, cómo abordarlos y cómo convencerlos. Les podemos pasar un cuestionario para conocer sus prácticas, si en la calle cambia la droga...".

March explica que Romero conoce "dónde duerme el último de la fila". Romero es, casi sin proponérselo, el ideólogo del método. Hace 20 años dejó la droga y montó una asociación de ayuda a los adictos. Afrontó el problema con un lenguaje similar al de este colectivo. March lo conoció y pasó pronto a la plantilla de la EASP.

Romero es ahora un técnico de la EASP, pero es un caso singular. "La idea", explica Romero, "es formar a uno de los miembros del grupo que investigar y ayudarle para que les comente, por ejemplo, los tratamientos de salud que tienen a su alcance, pero sin profesionalizarse porque al cabo de mucho tiempo pasa a ser extraño para el grupo".

Muchas veces no son miembros del colectivo de excluidos, sino gente que ha conseguido salirse o que está en ello. March señala que las primeras veces que aplicaron el método tuvieron problemas éticos. "No sabíamos si iba a funcionar. Y existía el riesgo de que la persona recayese. Era difícil prever cómo iba a reaccionar un ex drogadicto al volver a pasar horas y horas rodeado de toxicómanos y al volver a las zonas de trapicheo. Con el tiempo hemos visto que no ocurre, sino que incluso les ayuda a salir, porque sienten que están haciendo algo útil".

Los investigadores han llegado a afinar tanto en sus investigaciones que se permiten estudios sobre el comportamiento de riesgo, actitudes y formas de mejora de la situación de prostitutas marroquíes o gitanos homosexuales. "Llegamos a conocer la existencia de cuevas de homosexuales en el Albaicín, que es algo muy difícil de alcanzar y llevamos allí preservativos", explica Romero. Casi nada.