Vinos de Portugal (II)

Además de los oportos, Portugal está subiéndose al carro de los vinos de calidad. La infinidad de climas y variedades de uva están sorprendiendo a los mercados internacionales. Los viñedos del Norte comprenden las regiones DOC Vinho Verde y Douro. Los mejores vinhos verdes se elaboran y embotellan en la propiedad. Los productores de oporto tradicional usan actualmente nuevas técnicas de vinificación para obtener vinos del Duero tintos, bastante finos, a partir de uva normalmente destinada al oporto. Producen también blancos secos equilibrados de uvas cultivadas a cierta altura. Entre las variedades blancas encontramos:

Alvariño: Uva de piel gruesa que produce vinos con aromas de manzana. Una de las mejores cepas de la región de los vinhos verdes.

Loureiro: Variedad tradicional del vinho verde. Cada vez más usada como monovarietal.

Entre las tintas tenemos:

Tinta roriz: Una de las cepas tradicionales de la región del Duero.

Touriga nacional: Una de las mejores cepas para la elaboración del oporto.

La región vitícola que se extiende del Duero al Tajo es una de las más generosas de Portugal. Abundan los cultivos por la suavidad del clima oceánico y los viñedos.Las regiones DOC de Dão y Bairrada son famosas por sus tintos, firmes y sabrosos. Más de dos tercios de los vinos de Dão son tintos. La legislación autorizaba nueve variedades de tintos y otras tantas de blancos. Los tintos son tradicionalmente vinos firmes.

El viñedo de Bairrada está situado al sur de Oporto, en un suelo arcilloso y fértil, entre las montañas y el Atlántico. Más del 80% de los vinos de Bairrada son tintos, fuertes y frutales, elaborados con la variedad baga.

Salvo la península de Setúbal, el sur portugués no es por sí mismo tierra de vid. El puerto de Setúbal ha dado su nombre a la región que se extiende entre el Tajo y el Sado. Es también la región de producción delimitada de un vino generoso dulce elaborado básicamente con moscatel. Se distinguen dos estilos: el primero, aromático y especiado, se comercializa tras cinco años de añejamiento. El segundo, envejecido una veintena de años, es oscuro y sumamente dulce.

La isla de Madeira fue una escala para el aprovisionamiento de agua de la flota mercante: muy pronto, los ingleses instalaron en ella factorías y se interesaron por el comercio de los vinos locales. En Madeira existen cuatro variedades nobles:

Sercial: Produce los vinos más secos, con una longevidad extraordinaria.

Verdelho: Cepa originaria de semisecos de color dorado.

Bual: Da vinos ricos y concentrados, semidulces.

Malmsey: Cepa malvasía, muy exuberante, da vinos dulces con tendencia a volverse más secos con la edad.