Nueva York ahonda en el universo de Borges

La memoria, la obra, la vida y sobre todo el pensamiento generado por el prolífico escritor y poeta Jorge Luis Borges han revivido en el Instituto Cervantes de Nueva York. Un congreso internacional de expertos en literatura latinoamericana le ha rendido tributo al autor argentino desde el pasado jueves a través del análisis pormenorizado de su obra y ha homenajeado a su viuda, María Kodama, una mujer que ha dedicado su vida al legado literario del escritor y que actualmente está inmersa en la preparación de una nueva edición de sus obras completas, en colaboración con la Fundación Cañada Blanch y con la Fundación Internacional Jorge Luis Borges que ella preside y que pronto añadirá a su sede en Buenos Aires una delegación en Madrid. "Borges era un perfeccionista que corregía su obra constantemente, sobre todo su poesía", subrayó Kodama, quien incluirá en la futura obra las variantes de texto que legó un autor "que pasó parte de su vida reescribiéndose a sí mismo".

Con la presencia del escritor Antonio Muñoz Molina, que se estrenaba en el cargo de nuevo director del Cervantes neoyorquino -un centro cuya biblioteca lleva el nombre del poeta-, el jueves arrancó la primera jornada de ponencias, titulada Borges: Textualidades. "Hay escritores cuya obra ha encogido de tamaño con el tiempo. La de Borges se mantiene con la firmeza de un diamante, igual de precisa, igual de cortante", subrayó Muñoz Molina durante la presentación del coloquio, reconociendo la profunda influencia que tuvo sobre él la lectura de obras como El Aleph. "Mi trabajo como escritor y el de muchos otros de mi generación no hubiera sido el mismo sin Borges. Tras la lectura de El Aleph descubrí lo que quería hacer. Supe que era ésa la literatura que a mí me importa", dijo. "Por eso este encuentro tiene un rasgo emocional de felicidad personal como devoto borgiano, como lector, como escritor, como amigo de María y como director de este centro", afirmó.

'Ulrica'

Bajo la mirada atenta de la viuda de Borges, durante dos tardes se han ido desgranando diferentes aspectos de la obra del que fuera Premio Cervantes de Literatura en 1979. Kodama definió al hombre al que se unió en los años setenta y al que acompañó hasta su muerte en 1986 como "un ser muy íntimo, delicado, maravilloso, del que aún hoy sigo enamorada". Precisamente el tratamiento del amor en la obra de Borges fue uno de los temas tocados durante el congreso por Michele Gardner, profesora de la Brown University de Providence, que a través del análisis del cuento Ulrica trató de proponer alternativas a la creencia que alimentaron, entre otros Adolfo Bioy Casares, de que Borges tenía un prejuicio contra el amor en la literatura. "Ese cuento, incluido en El libro de Arena, es una poderosa historia de amor que marca grandes diferencias con sus creaciones anteriores", subrayó Gardner. Kodama lo corroboró al confesar a este diario que Borges se lo dedicó secretamente a ella. "Es tan especial que en la lápida de su tumba la estela funeraria que decidí inscribir es 'De Ulrica para Javier Otarola', los dos protagonistas del relato", explicó.