Matilde Asensi presenta una guía literaria del Camino de Santiago en el XIV

Peregrinatio, editada por Planeta, es "una cosa rara", reconoce Asensi. La escritora ha querido tomarse un descanso entre novela y novela -ya trabaja en la próxima, sobre la que no quiere avanzar detalles, para sacarla en 2006- con una obra breve, un relato en forma epistolar que a la vez es como una guía histórica y legendaria del Camino de Santiago. "Que la gente no se engañe", advierte, antes de nada. "Si van buscando una novela de aventuras, que no se gasten un duro en esto. Aquí hay un argumento, personajes y un desarrollo, pero esto es otra cosa".

En Peregrinatio vuelve a aparecer la figura de Iacobus, el protagonista de su segunda novela, un antiguo monje que colgó los hábitos para dedicarse a la física, casarse con una judía y asociarse a los servicios de inteligencia de los caballeros templarios. La acción transcurre en 1323, y el relato es una larga carta del protagonista, refugiado en Portugal, a su hijo descarriado por la vida licenciosa de la corte de Jaime II en Barcelona. Iacobus le pide que se reúna con él viajando a través del Camino de Santiago. Asensi vuelca sus conocimientos sobre el estado de la ruta jacobea en la Edad Media, sus obras artísticas, sus mitos y su relación con el nebuloso mundo de los templarios. La escritora había pensado en una obra "más sencilla", pero Planeta completó la idea con un lujoso despliegue de ilustraciones escogidas de códices medievales.

En la mochila

Con todo, Asensi dice que se trata de un libro para que el peregrino lleve en la mochila. "No es la guía Michelin", se sonríe, "pero puede ayudar a comprender muchas cosas del camino. Yo he inventado los personajes y la historia. Todo lo demás es rigurosamente comprobable".

Asensi nunca había sentido la menor curiosidad por la tradición jacobea hasta que leyendo Las cruzadas vistas por los árabes, del libanés Amin Maalouf, se quedó perpleja al descubrir que Santiago era uno de los tres "ejes del mundo" en el Medioevo junto a Roma y Jerusalén. "Yo hasta entonces lo consideraba como parte del folclor nacional, y encontrar aquello fue un chispazo. Me puse a leer y de repente descubrí que aquí teníamos algo importantísimo, una ruta milenaria anterior al cristianismo, que ya citaba Plinio, y por la que transitaban en la Edad Media 500.000 peregrinos al año con la poca población que había entonces en Europa". Las lecturas le llevaron a la ruta, que hizo en dos etapas, la primera en 1994 y la segunda tres años después. La experiencia le marcó muy hondo hasta empujarla a la decisión de su vida. "Yo había estudiado periodismo, pero siempre quise escribir", explica. "Hasta que me puse a trabajar de periodista, dejé de leer y me olvidé que quería escribir. El camino me ayudó a darme cuenta de que mi vida era un caos. Y decidí dejarlo todo e intentar hacer lo que me gustaba".

La autora de éxitos editoriales como El último catón o El origen perdido parece completamente vacunada contra los que excluyen el tipo de literatura que ella cultiva de los cánones académicos. Es más, asegura que renunció deliberadamente a reivindicar sus obras como "novelas históricas" para que nadie interpretara que pretendía "protegerse de la crítica". "Yo hago novela de aventuras, literatura de género, que es lo que hacen los lectores cuando se ponen a escribir", asegura. "En España la literatura está muy dividida entre lo que se considera serio y lo demás. Yo escribo lo que a mí me gustaría leer y trato de hacerlo con la mayor calidad".