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Reportaje:

Dejar huella en Kabul

La misión española en Afganistán sigue trabajando a pesar de sus escasos medios

Ángeles Espinosa

"Prohibido hablar en darí", reza un letrero colgado en la puerta. Justo debajo, una pequeña bandera de España da una pista de la lengua oficial del despacho. Esa pegatina, como el mobiliario, los ordenadores y los libros, es un regalo de la ASPFOR al Departamento de Español de la Universidad de Kabul, según cuenta agradecido su director, el profesor Kabir Nezamí. ASPFOR es la fuerza que España ha desplegado en Afganistán y, a pesar de su modesto número, trata de dejar huella en una ciudad devastada por años de guerras. "Lo que nos gustaría es encontrar una universidad española que les apadrinara", declara Serrano Calvo, el capellán. Otros oficiales van más lejos y desearían contar con más medios humanos sobre el terreno.

Con 125 soldados, nadie niega que el despliegue tiene un mero carácter simbólico

Los 125 hombres y mujeres que a mediados de mayo llegaron a Kabul proceden sobre todo del Regimiento de Ingenieros de Burgos, la misma unidad que justo un año atrás sufrió el accidente del Yakolev. "Perdimos 20 personas y nos ha costado un año recuperarnos", reconoce el teniente coronel Baldomero Argüelles, comandante jefe de ASPFOR-VIII. El golpe no ha mermado la disponibilidad de voluntarios para la misión.

"Tuvimos más candidatos que plazas", manifiesta Argüelles con orgullo. De los 49 soldados con experiencia previa en misiones en el exterior, una decena repiten en Afganistán. "Los demás venimos a cubrir los puestos que dejaron nuestros compañeros fallecidos en el accidente", declara el responsable con cierta emoción. Hace pocos días han marcado el aniversario del accidente con un recordatorio en piedra en una de las plazoletas en torno a las que se organiza el destacamento.

Como prueba del compromiso adquirido mencionan el rastrillo que las viudas de los militares muertos en Trebisonda organizaron las navidades pasadas en Burgos con ayuda de la Asociación de Comerciantes de Gamonal. "Recaudaron 25.000 dólares", subraya el páter antes de remitir a los proyectos humanitarios en los que se han embarcado. "Medicamentos para el hospital infantil Indira Gandhi, ayuda económica para el centro de acogida de mujeres y niños de la calle, rehabilitación de una escuela mixta, asistencia a un orfanato y el apadrinamiento del Departamento de Español de la Universidad", enumera el comandante Vicente Huerta.

Lo que más sorprende es que estas ayudas son fruto de la iniciativa personal de los militares. El cometido oficial del destacamento es, como lo describe Argüelles, "cooperar en la asistencia de la seguridad, que es el mandato de ISAF" (la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán).

Para ello, los 40 integrantes del regimiento de ingenieros y los 85 militares que les apoyan están integrados en la unidad de zapadores bajo mando.

"Por supuesto, cuanto mayor es la unidad, mayor es la ayuda que se puede prestar", reconoce el teniente coronel sin querer entrar en si resultaría conveniente ampliar la presencia militar española en Afganistán. "Eso es una cuestión política", zanja. En el comedor, varios oficiales se muestran más críticos. Hablan de la frustración por no poder hacer más. Con 125 soldados, nadie niega que el despliegue tiene un mero carácter simbólico. "No podemos apuntarnos a todas las operaciones de paz que se inician en el mundo", defiende un comandante, "es mejor hacer una bien que muchas mal". Los demás asienten con la cabeza, pero se muestran reservados. Son militares y cumplen órdenes, pero se nota que les gustaría contar con más recursos humanos.

Mientras el Gobierno sopesa la decisión de enviar o no más tropas a Afganistán, los militares españoles tratan de sacar partido a los medios de que disponen. Los tenientes Héctor Sanz y Miguel Cuesta han roto el hielo. Gracias a estos profesores de uniforme, durante los próximos cuatro meses, los 40 alumnos del Departamento de Español van a tener ocasión de escuchar a hablantes nativos y enterarse de curiosidades españolas.

Soldados españoles hablan con unos alumnos durante una clase en la Universidad de Kabul.
Soldados españoles hablan con unos alumnos durante una clase en la Universidad de Kabul.A. E.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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