El Vaticano dice que el preservativo es "una ruleta rusa" ante el sida
El cardenal Alfonso López Trujillo lamenta la obsesión de los parlamentos por las mayorías
El Vaticano remachó ayer sin contemplaciones las tesis del episcopado español contra las reformas del Gobierno socialista en materias como la investigación con embriones. Lo hizo a través del cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio de la Familia, que vino a Madrid a maldecir el positivismo jurídico de "esos parlamentos" que se dejan llevar por las mayorías. También repudió el uso del preservativo, "una especie de ruleta rusa", con el sida o la promiscuidad como fatales horizontes.
López Trujillo (Colombia, 1935) es cardenal desde los 47 años y ostenta en el gobierno central de la Iglesia católica una de las carteras más combativas en la defensa de la familia, que el Vaticano considera "patrimonio de la humanidad". Anoche presentó en la Fundación Universitaria San Pablo-CEU, de Madrid, el libro Lexicón, impulsado por él para ilustrar a los católicos sobre asuntos como la familia, las uniones de hecho, el amor conyugal, el sexo seguro o la defensa de la vida. Arroparon al cardenal de la Curia el también cardenal Antonio María Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal Española, el nuncio Manuel Monteiro de Castro y el líder de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfonso Coronel de Palma.
Los obispos españoles se pronunciaron hace una semana, coincidiendo con el inicio de la campaña electoral europea, contra las reformas anunciadas por el nuevo Gobierno en materias como la investigación con embriones, el matrimonio o la despenalización del aborto. "No es lícito matar a un ser humano, incluso en fase de embrión, aunque sea con intención de curar a otro", dijeron aquel día los prelados, que también anunciaron su apoyo a las movilizaciones que se produzcan para intentar parar tales reformas.
El cardenal López Trujillo tampoco se mordió la lengua para reprobar la actitud de cuantos parlamentos han legislando sobre esos temas en numerosos países. Lo hizo durante una cena con periodistas y después de alabar la ambición científica del Lexicón romano, que compendia en 1.141 páginas la doctrina católica, presentándola sin componendas con el objetivo de hacer frente a temas de actualidad política. Así, la voz Eutanasia, a cargo del español Ignacio Carrasco, es presentada como un acto "de matar deliberadamente" por motivos de piedad, en el que el Estado aparece con poder de decisión "sobre miembros que son inútiles para la sociedad".
El presidente del Consejo Pontificio para la Familia dejó claro que no tiene buena opinión ni de los parlamentos ni del "positivismo jurídico" con que los gobiernos democráticos se someten al juego de las mayorías. Lo dijo en seis ocasiones -"esos parlamentos"- y, para que no hubiera dudas, puso como ejemplo lo que replicó a una diputada del Parlamento Europeo cuando acudió allí a defender la encíclica papal Evangelium Vitae. "Ustedes todo lo impiden. Le hacen la vida imposible a los jóvenes anatematizando la píldora, los preservativos y todo", reprochó la parlamentaria. López Trujillo: "Le dije sólo: Usted, ¿qué mamá quiso haber tenido, una que llevara en su bolso todos esos adminículos?. Usted, ¿qué hija quisiera tener: una que fuera usada por todos y con esas experiencias? Esa es la pregunta que le hice". El cardenal añadió: "Dicen que la Iglesia es sólo negatividad. No. Dentro de cada no de la Iglesia hay una catarata de síes".
Lo cierto es que en más de dos horas de conversación el cardenal de la Curia romana dijo no el uso del preservativo y de la "píldora del día después", predicó la castidad como la mejor forma de practicar "sexo seguro", alabó con arrobo al presidente de EE UU, George Bush, por sus campañas contra el aborto "y en favor de la vida", y llamó "eugenismo absolutamente atroz" todo empeño en investigar con embriones porque, dijo, cada embrión es un ser humano, "un individuo". "Desde la primera fase de la vida se practica el apartheid, la familia no cuenta, y se acaba por desechar a los ancianos, a los que no son útiles", reprochó en alusión, de nuevo, a los parlamentos.
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