Nueva cirugía para una malformación
Un equipo de médicos de La Fe aplica una técnica innovadora para corregir un defecto de concavidad en el pecho
Uno de cada 400 nacidos tiene un problema de pectus excavatum, es decir, una malformación cóncava del pecho que en la mayoría de los casos apenas va más allá de provocar problemas estéticos sin importancia. No es normal que entre los afectados la hendidura se extienda por buena parte del tórax , que altere el rítmo cardiaco, provoque restricción pulmonar y esté acompañado de un pobre desarrollo mamario.
En estos casos extremos, no hay una situación que ponga en riesgo la vida. El problema es "más bien de salud mental", como apunta la cirujana plastica pediátrica del hospital La Fe de Valencia Eva López. Hay muchas situaciones en las que a los pacientes apenas les afecta la malformación hasta que comienzan a crecer y se convierte en un obstáculo en sus relaciones sociales. "En situaciones hay chavales que llegan a no salir de casa por el complejo que sufren al hacer deporte, ponerse un bañador...", apuntan los expertos. Llegados a este punto, lo más recomendable es recurrir a una intervención quirúrgica que elimine la hendidura del pecho.
Responsables del hospital La Fe presentaron ayer una novedosa operación realizada a una chica de 18 años que presentaba un cuadro severo en la que se empleó una técnica reciente mínimamente invasiva combinada con el implante de prótesis mamarias. La paciente presentaba una concavidad extraordinariama, hasta el punto de que entre el esternón y la columna sólo existía un espacio de 3,5 centímetros, cuando lo normal es que sea de unos 7 o 8 centímetros. Asociado a este problema, la adolescente apenas tenía desarrollados los pechos.
López junto a Carlos Gutiérrez, cirujano pediátrico del hospital valenciano, de referencia para estas operaciones, explicaron ayer el procedimiento empleado para corregir la situación. La técnica parte de un método publicado por el doctor Nuss, un cirujano pediátrico estadounidense, que consiste en introducir una barra de acero curva por medio de dos pequeñas incisiones en los costados del paciente de forma que al ser cuidadosamente volteada eleva el esternón hacia la posición deseada. La zona hundida está formada por cartílagos que se solidifican a lo largo de los años, por lo que cuanto más jóven es el paciente, menos resistencia ofrece.
En Valencia, los especialistas tuvieron que adaptar esta técnica al caso concreto. Emplearon dos barras -que se extraen a los dos años, una vez se haya asegurado la nueva forma de la caja torácica-, se ayudaron de unas pinzas, introducidas por dos pequeñas incisiones, destinadas a elevar el esternón y dar más maniobrabilidad a los cirujanos a la hora de fijar las barras, para lo que se ayudaron también de una pequeña cámara que guiaba los movimientos. La operación, de unas cuatro horas, se completó con el implante de prótesis mamarias. Una semana más tarde, la adolescente estaba en casa "encantada con el resultado", como señalaron ayer los cirujanos.
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