El Macba otorga el trono de la modernidad a la poesía y al cine
Una muestra sobre la utopía reúne 900 piezas
Una estremecedora grabación de radio con la voz de Antonin Artaud renegando de Dios y de su locura; el pase íntegro de El acorazado Potemkin, de Eisenstein; el collage de Picasso Botella, periódico y vaso sobre una mesa (Un coup de thé); la pintura poema de Miró Bonheur d'aimer ma brune... Arte y utopía, que hasta el 12 de septiembre puede verse en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), más que una exposición parece la colección de un museo al ofrecer una nueva lectura del arte de este siglo otorgando un papel central a la poesía y a las nuevas disciplinas, como el cine, el collage y la fotografía.
Es una exposición para tomársela con mucha calma. Enorme y al mismo tiempo de pequeño formato. Es decir, hay una gran cantidad de obras, unas 900, quizá demasiadas; pero la mayoría son de tamaño reducido, sutiles, de esas que hay que mirar y volver a mirar varias veces. Su comisario, Jean-François Chevrier, reconocía ayer que puede verse como un paseo por la calle, respirando el ambiente y dejando que algunas obras entren por la retina en forma de un flash momentáneo, y también de forma atenta, fragmentando la visita en función de sus diferentes ámbitos, buscando las relaciones entre las piezas y los porqués de la elaborada selección. La tesis -que a grandes rasgos parte de considerar al poeta simbolista francés Stéphane Mallarmé como "la fuente del arte contemporáneo", según palabras de Marcel Broodthaers-, puede resultar en ocasiones un tanto críptica para los no iniciados, pero da igual.
Las obras son de tal envergadura, es tan estimulante su visión que bastará con que el visitante se deje llevar por la fuerza de las piezas y acabe entendiendo que la poesía, la experimentación con el lenguaje y las formas, el cine, la fotografía, el dibujo y el sonido han sido tan importantes, o más, en la creación de la modernidad como la pintura y la escultura, las dos únicas disciplinas en las que generalmente se hace hincapié a la hora de explicar la historia del arte moderno.
Es difícil, por no decir imposible, resumir la exposición. Baste señalar que abarca desde finales del siglo XIX hasta aproximadamente la década de 1970. Desde las ilustraciones autógrafas, con pincel, realizadas por Manet para la edición del poema El cuervo, de Poe, con traducción de Mallarmé (1875), hasta el vídeo del filme Passion, de Jean-Luc Godard (1982). Entre una y otra pieza, el desfile de obras y nombres históricos es apabullante.
Indiscutibles películas como Nosferatu, de Murnau; El hombre de Aran, de Flaherty, y Una semana, de Buster Keaton. Collages de Picasso, Schwitters, Braque, Duchamp, Juan Gris, Torres García, Manzoni y Hannah Höch. Fotografías de Walker Evans, Helen Levitt, Moholy-Nagy, August Sander, Josef Albers, Raoul Hausmann y Dan Graham. Pinturas de Miró, Klee, Ernst, Picabia, Robert Delauney, Odile Redon, Leger, Magritte, Michaux, Fautrier, Philip Guston y Rauschenberg. Grabados de El Lissitszky, Richard Hamilton, Olga Rozanova y Ellsworth Kelly. Y más poemas, documentos, libros, ensamblajes, esculturas, sonidos, objetos y dibujos.
Aunque se enmarca en las actividades de ciudad del Fórum, que aporta el 65% de los 1,2 millones de euros que ha costado la exposición, Arte y utopía comenzó a gestarse hace años, aunque ha ido cambiando de comisarios y de título a medida que se iba anunciando y anulando del programa del museo. De momento no hay catálogo, aunque a finales de mes se presentará una primera guía y posteriormente se editarán entre dos y tres libros que desarrollarán la tesis de la muestra. Para Manuel Borja-Villel, director del Macba, Arte y utopía, más que una exposición, "es el museo de arte moderno que nos gustaría haber tenido en este país".
Babelia
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