Fórmulas para todos los gustos
La financiación decide en Europa y EE UU la forma de elegir a los responsables de museos
- Francia. Algunos de los grandes museos franceses tienen carácter "nacional" y están bajo la tutela del Estado. Tienen esa condición 78 museos sobre un total de 3.900. En el caso del Louvre y del Pompidou, la política del museo viene señalada por su presidente, nombrado en Consejo de Ministros a propuesta del ministro de Cultura. Luego, el presidente del museo elige al director para poner en práctica sus directivas y en esa elección interviene de nuevo, dando su aval, el Ministerio de Cultura. Si el presidente puede ser una personalidad de cualquier ámbito, el director sale de la Escuela Nacional de Conservadores y normalmente antes se ha rodado en museos de menor dimensión. En la actualidad hay en Francia 248 personas en activo con el título de "conservador general o conservador especialista en museos". Los legisladores estudian la posibilidad de abrir la dirección de sus museos a personas formadas en otras escuelas que las propias.
- Reino Unido. El proceso de selección del director de los museos públicos británicos goza de amplia autonomía corporativa, aunque la decisión final debe contar con el aprobado del primer ministro. Un cambio de Gobierno no repercute en la renovación de los puestos directivos, como lo demuestra la posición de Nicholas Serota, quien dirige el conglomerado de museos Tate desde 1988. La dirección del Museo Británico tiende a prolongarse por un máximo de 10 años. La junta de gobierno de cada museo encarga a un comité especial la selección inicial de los posibles candidatos. El puesto se anuncia en prensa, especializada o general, y los solicitantes deben presentar su currículo y su estrategia de gestión. Los seleccionados son entrevistados por la junta, cuyo presidente propone el candidato elegido para su ratificación por el primer ministro. No se recuerda ningún caso en el que el jefe de Gobierno se haya opuesto. Un comisario independiente vela por el cumplimiento de la normativa en la selección de los cargos públicos, que debe ajustarse a los méritos profesionales. En los últimos años se recomienda a los mandos de dirección que declaren abiertamente sus actividades políticas.
- Alemania. Los principales museos de la capital alemana, 17 en total, pertenecen a la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, financiada conjuntamente por el Estado federal y los länder (los 16 Estados federados que componen Alemania). Por consiguiente, en su consejo directivo toman asiento políticos tanto federales como regionales. Unos y otros suelen entrar en duras pugnas a la hora de designar al presidente de la institución, dirigida en la actualidad por Klaus-Dieter Lehmann. Dado que la fundación gestiona también dos grandes bibliotecas, varios archivos y un instituto de investigación musical, entre los directivos es necesaria una ulterior división de trabajo. El máximo responsable museístico es Peter-Klaus Schuster, un historiador de arte que interviene en la selección de los responsables de cada museo. También en estas designaciones suele haber interferencias políticas. De por sí, la autonomía de los museos es limitada: todas las decisiones artísticas, administrativas o presupuestarias de cierto calado tienen que ser consultadas con la dirección general.
- Estados Unidos. Los vaivenes de la política nacional y la burocracia de los museos de arte jamás se entrecruzan y no dependen el uno del otro. "La mejor prueba de que la política no influye en absoluto en la permanencia o elección de un director es que el Metropolitan Art Museum de Nueva York está dirigido por la misma persona [Philippe de Montebello] desde hace 27 años", afirma Harold Holzer, portavoz del museo. Su caso es una excepción, ya que la media suele estar en torno a los cinco o seis años. Para entender la autonomía de un museo en EE UU hay que señalar que su práctica totalidad se financia con fondos privados. "Se trata de instituciones sin ánimo de lucro cuya principal fuente de ingresos proviene de las ganancias que generan sus tiendas o restaurantes -que están libres de impuestos- o de donaciones individuales o empresariales", explica Christine Anagnos, de la Asociación de Directores de Museos de Arte, que agrupa a los 200 responsables de los principales museos de arte estadounidenses, canadienses y mexicanos. Una excepción es el Smithsonian Institute, financiado por el Congreso, pero ajeno a sus vaivenes políticos.
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