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La OMS denuncia que la adicción al tabaco aumenta la miseria en los países pobres

Tabaco y pobreza forman un "círculo vicioso", según el mensaje escogido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el día mundial contra esa adicción, que se celebra hoy. "La tendencia es que sean los más pobres los que consuman más tabaco", afirma la organización. Ello hace que se empobrezcan más, porque pueden llegar a gastar hasta el equivalente del salario de un mes en financiar su adicción, según advirtió el viernes pasado la ministra de Sanidad, Elena Salgado. Mientras, países como Noruega prohíben a partir de hoy fumar en público.

Hay unos 1.300 millones de fumadores en el mundo, según la OMS. La extensión social de la cultura y los crecientes límites legales son actualmente frenos para que la industria tabacalera extienda su negocio. El resultado es que, si en los países más ricos fuma habitualmente un 35% de la población, en los más pobres se llega al 50%.

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"El dinero que se gasta en tabaco no se gasta en necesidades básicas", señala la OMS. Según datos de la población masculina de Madrás (India) en 1997, el 65% de los fumadores eran analfabetos, y la prevalencia del consumo disminuía en consonancia con el nivel educativo.

Además, las enfermedades por adicción al tabaco (entre otras, diversos tipos de cánceres, problemas circulatorios y pulmonares, y de modo especial en la mortalidad producida por tuberculosis, una patología de nuevo en alza en el mundo) impiden que los miembros activos de las familias colaboren en su mantenimiento, y suponen por consiguiente una carga añadida en atenciones médicas.

Pero el tabaco también supone un coste importante para los países en términos presupuestarios. En primer lugar, porque aumenta el gasto sanitario público y la pérdida de productividad de la economía. Luego, porque la mera importación de hoja de tabaco y productos derivados se traduce en una merma en las divisas que podrían -y deberían- ser gastadas en otros fines sociales.

A este respecto, en 2002, de 161 países estudiados en el informe, dos tercios importaron más hoja de tabaco que la que exportaron. 16 de esos Estados importadores perdieron más de 100 millones de dólares: entre ellos se cuentan Camboya, Malaisia, Nigeria y Rumania.

A ello hay que añadir otra contribución del tabaco al "círculo de pobreza, enfermedad y deudas": el hecho de que sea una práctica común en los países pobres que en el cultivo del tabaco sea fundamental la mano de obra infantil y, por tanto, la frustración de oportunidades educativas para los menores.

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