Vinoble 2004 mostró caldos raros y exquisitos de 20 países en Jerez

El cuarto Salón de los Vinos Nobles, Generosos, Licorosos y Dulces Especiales, Vinoble 2.004, ha convertido estos días a Jerez en algo así como una Torre de Babel del vino. No en vano, 20 países y más de 120 zonas productoras de todo el mundo han querido estar presentes en un evento que se clausuró el sábado y que se ha ganado a pulso el respeto y la admiración del sector en todo el planeta. De esta forma, junto a los caldos más exquisitos y reconocidos del mundo el visitante se ha dado de bruces con vinos húngaros, argentinos o japoneses que siguen siendo grandes desconocidos para el gran público español.

Uno de los expositores más visitados de la feria, que ha acogido más de 1.000 vinos de los cinco continentes, ha sido el de la región húngara de Tokaj, que ya estuvo presente en ediciones anteriores. La peculiaridad de estos vinos es que se elaboran a partir de la acción de un hongo, el de la botritis, que pudre la uva en la cepa y le da unos matices y sabores muy particulares al producto final. La llamada podredumbre noble confiere al mosto un intenso dulzor y una mayor concentración, por lo que ninguno de estos vinos baja de los 19 grados. En el caso de los tokaj también es muy llamativo que una buena parte de sus cepas se crían en tierras volcánicas, como también ocurre en regiones productoras de Grecia y Chipre.

Uvas congeladas

Los conocidos como vinos de botritis tienen vendimias muy lentas y meticulosas, ya que la uva no se recolecta hasta que no esté invadida por completo por el hongo, que afecta a cada planta de una manera distinta. Cuando, tras peinar los viñedos durante tres meses en varias ocasiones, se recoge la totalidad de la cosecha los vinos resultantes tienen unos precios bastante elevados. Es el caso del Chateau d'Yquem, vino de uva podrida llegado a Vinoble desde la región francesa de Sauternes y cuyo precio medio por botella alcanza los 1.800 euros.

El certamen jerezano ha sido el escenario de la primera cata de este vino fuera de la bodega gala que lo produce en toda su historia. El acontecimiento contó con la presencia del conde Alexandre de Lur Sauces, propietario del Chateau d'Yquem, y de unos 200 periodistas especializados llegados desde todo el mundo.

Para el gran público hay otras rarezas en Vinoble como los vinos de hielo, una serie de caldos elaborados a partir de uva congelada. Alemania, Austria y Eslovenia son los tres principales productores de esta variedad cuyo secreto radica en el frío. Las bajísimas temperaturas que se registran en invierno en estos países hacen que la uva se congele en la cepa. Es entonces cuando se recolecta y es prensada con el objeto de que conserve el importante porcentaje de azúcar que ha acumulado.

Entre las novedades de la presente edición de Vinoble han destacado también vinos llegados desde Estados Unidos, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y Japón. Estos últimos, aseguran los expertos, no tienen nada que ver con el exotismo nipón y recuerdan mucho a los caldos nobles de Alemania o la Alsacia. Los japoneses están avanzando rápido en ese sentido y manejan todas las modalidades de crianza como son la botritis, la vendimia tardía y la pasificación.

Los reyes de la presente edición de Vinoble han vuelto a ser, sin embargo, los clásicos. Denominaciones de Origen como Oporto y Jerez han sabido ganarse la atención de los visitantes con sus vinos de siempre y con novedades como Esencia, un vino de hielo hecho con uvas de Jerez pero con la salvedad -en estas latitudes no hace tanto frío- de que las uvas no se congelan en la cepa sino tras su recogida.