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Alemania expulsará a los imanes que prediquen odio y a supuestos terroristas

Los grandes partidos pactan nuevos principios para la ley de inmigración

El acuerdo logrado entre todos los partidos del arco parlamentario alemán con la intervención decisiva del canciller federal, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), permitirá la expulsión del país de los imanes considerados "predicadores del odio" y de los sospechosos de terrorismo según "un pronóstico de peligrosidad basado en hechos". Alemania se siente un blanco potencial del terrorismo islamista, a pesar de la posición adoptada por su Gobierno de coalición, formado por el SPD y Los Verdes, de oponerse desde el principio a la guerra en Irak.

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El informe de los servicios secretos, la Oficina Federal de Defensa de la Constitución (BfV) constató en su informe anual, presentado el pasado 17 de mayo, que el mayor peligro para la seguridad interior de Alemania "parte de los grupos terroristas islámicos seguidores de la yihad, entendida como guerra santa contra Occidente".

Constata el informe de la BfV que a fines del año pasado vivían en Alemania 7,3 millones de extranjeros, un 9% de la población, "entre ellos tres millones de musulmanes. La mayoría viven su fe en el marco de nuestro orden social libre. Sólo una minoría de un 1% entre ellos se ha adherido a organizaciones islamistas". Los servicios secretos alemanes estiman el potencial de los extremistas islámicos residentes en el país en 30.950, una cifra creciente frente a los 30.600 del año 2002 y por debajo de los 31.950 de 2003. El total de los 30.950 extremistas se divide en 27.300 turcos, 3.300 árabes, 50 iraníes y 300 de otros países.

Los problemas de seguridad que plantea este potencial extremista, los recientes actos terroristas de Madrid y el hecho de que residiese en Hamburgo la célula terrorista que tuvo un papel protagonista en los atentados del 11-S han marcado la discusión sobre el proyecto de ley de emigración. Los democristianos (CDU/CSU) exigían una especial dureza, incluida una prisión preventiva de hasta dos años para sospechosos de terrorismo que no pudiesen ser expulsados por correr peligro sus vidas en los países de destino.

En este punto, la oposición democristiana encontró un aliado en el socialdemócrata ministro federal del Interior, Otto Schily (SPD), un antiguo defensor de la banda armada Baader-Meinhoff que declara hoy que, "si los terroristas islámicos desean la muerte, podrán tenerla". Schily chocó con Los Verdes, que rompieron la baraja y se negaron a aprobar una ley que recortara libertades reconocidas en la Constitución.

La intervención de Schröder permitió un acuerdo político con la oposición que Los Verdes contemplan con desconfianza y aseguran que vigilarán, porque "el demonio se esconde en los detalles". Tienen motivos de desconfianza Los Verdes porque el acuerdo es difuso.

El compromiso logrado prevé que "se podrá disponer la expulsión basada en un pronóstico de peligrosidad basado en hechos". En el caso de que no se pueda realizar la expulsión porque el candidato corra peligro de que lo torturen o de que le apliquen la pena de muerte, se le pueden imponer limitaciones para elevar la seguridad: obligación de presentarse a la policía, limitaciones a la libertad de movimientos y prohibiciones de comunicación para impedir la comisión de delitos.Incluye también el acuerdo una "expulsión evaluada" para los llamados "incendiarios intelectuales". Por ejemplo, los agitadores en las mezquitas.

[La Audiencia de Renania del Norte-Westfalia dio ayer luz verde a la expulsión de Alemania del líder radical turco Metin Kaplan, apodado el califa de Colonia, informa Efe. La decisión puede ser recurrida por Kaplan y por ello no es previsible que pueda hacerse efectiva inmediatamente].

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