Rusia acelerará su incorporación al Protocolo de Kioto tras firmar su ingreso en la OMC

Rusia acelerará el proceso para ratificar el Protocolo de Kioto sobre emisión de gases a resultas del acuerdo firmado ayer con la UE para el ingreso en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Al término de la cumbre bilateral entre la UE y Rusia celebrada ayer en el Kremlin, el presidente Vladímir Putin reconoció de forma implícita que la frialdad rusa sobre el Protocolo de Kioto estaba condicionada por la negociación para el ingreso en la OMC. La posición de Rusia y de EE UU (que no acepta Kioto) es determinante para que entre en vigor el Protocolo.

Moscú ha firmado ya el Protocolo de Kioto, que tiene por objetivo reducir en un 5% las emisiones de seis gases de efecto invernadero a nivel mundial entre 2008 y 2012. Pero durante el último año, Rusia se distanció de aquel documento (que tras la retirada de EE UU necesita de la participación de Rusia para que pueda entran en vigor) alegando que perjudicaba sus intereses económicos y sus metas de crecimiento industrial. Sin embargo ayer, por boca del presidente Putin, Rusia dio un giro en su postura y volvió a emitir señales positivas.

"Rusia está por el proceso de Kioto. Lo apoyamos, pero tenemos algunas preocupaciones a causa de las obligaciones que debemos asumir", dijo Putin, quien explicó que su país no había podido afrontar la multiplicidad de riesgos simultáneos que suponían la ampliación de la UE, por una parte; las negociaciones para el ingreso en la OMC, por otra, y el Protocolo de Kioto, en tercer lugar.

"La UE [que al margen de la postura rusa ha asumido un recorte de emisiones del 8% en el periodo 2008-2012] ha hecho concesiones a Rusia, al firmar el protocolo sobre la OMC y esto se reflejará en la actitud de Moscú hacia la ratificación del Protocolo de Kioto. Vamos a acelerar el proceso hacia la ratificación", afirmó el presidente ruso.

Este cambio de posición ha sido posible gracias a que el protocolo firmado ayer con la UE allana los principales obstáculos y prácticamente da luz verde al ingreso de Moscú en la OMC. Es verdad que por delante quedan todavía negociaciones con China, Japón y con EE UU, pero es previsible que estos países se alineen con la posición de la UE, que es el mayor socio comercial ruso. Rusia pidió su ingreso en la OMC en 1993 y aceleró las negociaciones, que han durado seis años, tras la llegada de Vladímir Putin al poder en 2000.

El protocolo, que fue firmado por el comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy, y el ministro de Desarrollo Económico de Rusia, German Gref, fue calificado como un "acuerdo equilibrado" por Putin. Lamy manifestó que se trataba de un compromiso, con concesiones mutuas. En lo que se refiere al gas ruso para consumo de la industria local, Bruselas obtuvo que Moscú se comprometiera a elevar paulatinamente sus precios. Concretamente, de aquí a 2006, los precios del gas a la industria aumentarán de los actuales 27-28 dólares a 37-42 y a 49-57 en los cuatro años siguientes.

Gazprom

La UE, sin embargo, no pudo imponerse en lo que se refiere a la gigantesca compañía de gas rusa, Gazprom, que mantendrá el monopolio de las exportaciones de gas. Tampoco consiguió que los bancos extranjeros puedan tener filiales directas en el territorio ruso.

En cambio sí logró un acuerdo para reformar el sistema de derechos de tráfico aéreo sobre Siberia para 2013 a más tardar, que deberá basarse en los costos, ser transparente y no discriminatorio.

La UE consiguió también que Rusia se comprometa a abrir su mercado en telecomunicaciones, transportes, servicios financieros, construcción, turismo y agencias de noticias.

El acuerdo prevé un descenso medio de las tarifas rusas del 18% actual al 7,6% para productos industriales (China las redujo a un 8,9%), a un 11% para los productos pesqueros y a un 13% para productos agrícolas y cuotas para productos cárnicos que suponen 600 millones de euros anuales (el 15% de las exportaciones agrícolas de la UE a Rusia).

En su primera cumbre regular tras la ampliación de la Unión Europea, ambas partes nombraron responsables para estructurar el diálogo bilateral con vistas a una mayor integración en el continente europeo.

Con ello dan un paso más en el desarrollo del concepto de los "cuatro espacios" que aprobaron el año pasado en su cumbre de San Petersburgo. Los cuatro espacios son economía, en primer lugar; seguridad internacional, en segundo; justicia e interior, en tercero, y, por último, cultura, educación y ciencia.