Straw en la UE: "Me atacan los mosquitos"
Francia y Alemania se enfrentan a Reino Unido en las negociaciones sobre la Constitución
A los pocos minutos de iniciarse la sesión de ayer, se produjo este diálogo, que, reconstruido por varios de los asistentes, refleja el clima reinante, "relajado", según la mayoría, pero discrepante.
El clima reinante en las negociaciones sobre la Constitución es "relajado" pero discrepante
Jack Straw (ministro británico): "Reclamo que se respete mi integridad física y psíquica. Estoy siendo agredido por mosquitos que, al parecer, sólo me agreden a mí. Debe ser culpa de Fischer [Joschka, ministro alemán]. Debo oler bien.
Joschka Fischer: "Es que son mosquitos proeuropeos".
Brian Cowen (irlandés): "Usted necesita, para ser defendido, una Carta de Derechos Fundamentales
[a la que Londres pone reservas que quiere ver incluidas en la propia Constitución] muy fuerte".
Michel Barnier (francés): "Aparte de los mosquitos, también existen las moscas tsé-tsé, que duermen a todo el mundo. Yo no quiero que Europa se duerma".
Miguel Ángel Moratinos (ministro español): "Esas moscas, en realidad, impiden dormir, y espero que no nos piquen porque quisiera dormir la noche de la cumbre europea
[del 17 al 18 de junio, para cerrar el texto constitucional].
Straw (muchos minutos después): "¡Aquí está!", exclamó, tras golpear con fuerza la mesa y coger un mosquito con la mano para mostrarlo a Fischer.
El día anterior, Fischer había acusado a Londres de utilizar la "técnica del salami" para, loncha a loncha, lograr en cada ocasión mayores concesiones. "Los alemanes usan más el salami que yo", respondió ayer Straw. "Yo prefiero otras cosas para desayunar".
Las discusiones más tensas se han centrado estos días en los ámbitos en los que Reino Unido se niega a perder el derecho al veto, la fuerza jurídica de esa Carta de Derechos Fundamentales y las facilidades para crear cooperaciones reforzadas (la posibilidad de que grupos de países puedan avanzar más que otros en materias concretas). Para solventar las reticencias británicas en terrenos como el derecho penal o la seguridad social, Irlanda ha propuesto que, cuando un país se sienta gravemente afectado, pueda paralizar una propuesta legal. "Es una marcha atrás", protestó Moratinos, al referirse a la persecución de graves delitos. El ministro español, que recordó los atentados del 11-M, calificó la fórmula de "derecho a veto disfrazado". Lo mismo sostienen Francia, Alemania y el comisario António Vitorino.
Con respecto a las cooperaciones reforzadas, el proyecto constitucional prevé que los países que la integren puedan actuar sin derecho a veto, a lo que se oponen Reino Unido, Suecia, República Checa y Malta. "Algunos países tendrán la tentación de actuar por su cuenta, al margen del Tratado", advirtió Barnier. Donde hubo mayores aproximaciones fue en la composición de la Comisión. Aunque con reticencias menores, prácticamente ha quedado asumido que habrá un comisario por país hasta 2014 y, a partir de ese año, 18 por turnos rotatorios de países.
Ha quedado aceptada también la propuesta española para que la Constitución sea traducida a lenguas como el catalán, el euskera o el gallego, pero no se ha incluido el derecho de los ciudadanos a emplear esos idiomas en sus relaciones con las instituciones europeas. "No estoy satisfecho", señaló Moratinos, aunque valoró el avance.
El ministro español se mostró confiado en lograr un acuerdo sobre el tema que más le preocupa: la negociación de los porcentajes de la doble mayoría para tomar decisiones en el Consejo. "Antes había bloqueo, y ahora se negocia", comentó, al recordar la actitud del Gobierno del PP. "Pero sería insensato renunciar a Niza y aceptar automáticamente el proyecto de la Convención", agregó, al comentar que España también quiere recuperar algunos de los 14 escaños que perdió en Niza sobre los 64 que ha tenido la pasada legislatura. La siguiente reunión será el día 24.
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