Parejas de la 'era Internet'
Un 17% de los internautas españoles ha tenido relaciones con personas que conocieron en la Red
Aunque él vivía en Sevilla y ella en Lleida, Francisco Camargo y Encarna Moreno se conocían ya mucho antes de mirarse por primera vez. Son una pareja de la era Internet. De las muchas que se encuentran hablando a través de las teclas del ordenador, que pasean y se manejan por las páginas virtuales, a veces con apodos que ocultan su identidad, pero que acaban teniendo una relación sentimental.
Son un 16,8% de los usuarios españoles de Internet, según el estudio Las relaciones personales a través de Internet, elaborado por la web ya.com sobre una muestra de unos 3.500 internautas. Las cifras que maneja el Ministerio de Ciencia y Tecnología indican que, en España, los usuarios de la Red alcanzaron el 24% de la población en 2003. Además, una décima parte de los internautas (alrededor de medio millón de españoles) dice haber mantenido relaciones sexuales con personas conocidas a través de Internet.
"No se puede sostener el amor en letras. Hay que matizar la palabra con gestos y miradas"
"La Red es un lugar de encuentro, como lo es un bar o una fiesta de cumpleaños"
"Nadie puede enamorarse por la Red. Y si lo hace, es un imbécil", sostiene, en cambio, Antonio, un cincuentón que no quiere que se cite su apellido. Desde hace dos años vive en Madrid con Teresa, que residía en otra ciudad y a la que conoció en un chat. Su tesis es que una relación entre personas que se conocen a través de Internet funciona exactamente igual que el resto, porque al final también es primordial el contacto físico. La única diferencia es que la sintonía intelectual llega antes que la atracción física.
"Internet es un lugar de encuentro, como lo es un bar o una fiesta de cumpleaños. Entras por entretenerte y encuentras un contacto muy superficial con la gente", asegura. Por eso, le resulta difícil que alguien pueda ir más allá si sólo se ciñe a ese contacto mínimo. "Es un medio muy limitado: es de decir frases graciosas. He conocido gente que me caía bien en el chat, pero que luego me ha decepcionado, porque uno puede ser muy rápido y ocurrente, pero luego, como persona, ser un cretino", agrega. Por otro lado, las parejas que ha conocido que también se habían encontrado como internautas no han durado mucho.
En la relación de Antonio y Teresa, como en la de Franciso y Encarna, ha sido primordial para la evolución de sus sentimientos que hubiera un encuentro cara a cara. Éste puede ser entre una pareja, pero es frecuente que se hagan en grupos, y a esas citas se les llama en el argot de Internet quedadas. El grupo queda en un bar o un restaurante y, a partir de ese momento, se comporta como cualquier otra pandilla que sale a divertirse.
Francisco y Encarna se conocieron cuando él entró en el poblado -un espacio donde una persona cuelga información, fotos, lo que quiera sobre un tema específico- que ella tenía sobre rock. "Empezamos hablando de música, como se suele. Pero un sexto sentido me hizo notar en ella cierta tristeza", relata Francisco. Ambos sufrían problemas personales y, por otro lado, sentían pasión por el rock. Esa afinidad les llevó poco a poco a iniciar conversaciones privadas, luego a intercambiarse fotos, hasta que con motivo de un concierto se produjo su primera cita, también con otras personas, en Madrid, unos tres meses después de haberse hablado por primera vez en la Red.
"Cuando la vi, sabía ya cómo era por fotos", cuenta Francisco. "Antes de entrar al bar donde habíamos quedado, me quedé en la puerta mirándola. Porque se pasan nervios y no sabes cómo va a ser realmente de carácter. Pero en estas relaciones vas con ventaja respecto a las otras, porque no tienes otra cosa más que hacer que dialogar. Y te conoces sabiendo mucho del otro. Eso es lo importante".
Su relación ha funcionado tan bien que, desde hace un año, se ha mudado a Lleida, donde vive con Encarna. Pesaba sobre todo el amor, pero también que, tras su última relación, se había quedado muy hundido y que su situación laboral en Sevilla no era la que él deseaba. "Fue duro y bonito a la vez", cuenta. "Ves que una relación que parecía extraña puede desarrollarse".
Él asegura también que basar una relación de amor sólo en Internet no es posible. "No se puede sostener un amor en letras y colores. Hay que hablar y dialogar, y matizar las palabras con gestos y miradas", agrega.
Así lo cree Antonio, quien conoció a Teresa en un chat que llevaba tiempo frecuentando. "Yo jamás pensé que Internet tendría interés. Me introdujo un compañero de trabajo: 'Hay un chat que está bien'. Y me enrollé con la gente que participaba. Entraba a pasar el rato, sin la menor intención de ligar. De hecho, ya tenía pareja", cuenta.
El grupo le resultó tan divertido que también empezó a frecuentarlos en quedadas. De ahí pasó a interesarse por ella. "Primero me di cuenta de que era maja, que escribía bien, que seguía mis chistes políticos y me dije: 'Pues es una tía culta'. Porque eso no es fácil en Internet; he comprobado que España está llena de analfabetos funcionales", prosigue. Pero, además, en una de las citas la conoció personalmente y le gustó.
A partir de ahí, Antonio considera que se produjo el "proceso normal" de cualquier relación. "Hombre, era diferente porque vivíamos en ciudades diferentes", matiza. "Por otro lado, descubrí que es posible el sexo cibernético, como es posible el telefónico". Seis meses después, la vida les facilitó reunirse en la misma ciudad y decidieron irse a vivir juntos. Antonio cuenta que, durante el primer año, los amigos les preguntaban con frecuencia si aún duraban. "Creo que todavía hay una gran desconfianza hacia las parejas que empiezan así", asegura.
El profesor de Psicología Social de la Comunicación de la Universidad de Málaga, Félix Moral, que ha elaborado un estudio sobre el tipo de relaciones que se forman en Internet, sostiene que con frecuencia se señala a los internautas como aislados sociales. En cambio, dice, la realidad no es tal: "Alrededor de un 80% tiene un grupo de amigos con los que se relacionan y califican esa amistad como bastante buena", señala. Además, agrega, tienen una puntuación por encima de la media de la población como personas extravertidas.
Su estudio, en cambio, muestra que son mucho más importantes las relaciones de conocidos y de amistad en la Red que el número de parejas formadas en ella. "Aunque son las que más llaman la atención", añade. Pero, en cambio, una de las reflexiones que se hace es que, en contra de lo que piensa la mayoría, el comportamiento de las personas en ese medio no es muy diferente al que se produce cara a cara. "La mochila personal de cada persona está también presente en Internet", agrega.
De hecho, lo único que cambia es el medio. Porque la situación sentimental de estas parejas no se produce de forma muy diferente a las que se formaron durante la Guerra Civil entre las madrinas de guerra y los soldados. Lo único es que han cambiado el papel por una pantalla, el lápiz por un teclado.
Gente que busca a gente
Conocer gente y relacionarse es cada vez más fácil en la Red, y no sólo a través del correo electrónico. En los primeros años de su existencia, para contactar con un desconocido en Internet las charlas eran privadas, por parejas, y un usuario tenía que pedir permiso a otro para que éste le permitiera dirigirse a él. "Era más cómodo y más íntimo", asegura Juan Manuel Martín, informático, y pionero de la Red, que echa de menos aquellos tiempos.
Con los años se fueron generalizando los medios de acceso a Internet, de tal forma que se facilitaron la comunicación y la tecnología para permitir participar a más usuarios a la vez. De ahí se pasó a los chats, a los foros..., que permiten debates y charlas entre varias personas, y también la especialización, en razón del tema a discutir.
Una de las últimas evoluciones de Internet han sido las denominadas redes sociales, que consisten en crear una web (red en inglés) a la que se van añadiendo contactos. Pero entre ellas han surgido algunas privadas, a las que no puede acceder cualquier persona, sino que es necesaria una invitación de uno de sus usuarios. Los hay para contactos profesionales, como www.linkedin.com o www.econozco.com, donde se pueden compartir conocimientos profesionales, encontrar clientes y proveedores o, simplemente, a buscar trabajo.
Pero, sobre todo, las hay de amistad y relaciones personales. Cada usuario puede crear su propia red dentro, a base de invitar a sus amigos a que entren en el grupo, de tal forma que se va ampliando la posibilidad de conocer gente con la aportación de nuevos usuarios.
En la Red se pueden enviar mensajes, buscar amigos a través de otros amigos y participar en foros o colgar fotografías. Un ejemplo de ellas es www.friendster.com, pero también está www.orkut.com. Esta última es un club cerrado, y para entrar es imprescindible una invitación. Para algunos internautas ésa es la ventaja, porque de alguna forma les da seguridad que cada miembro entre avalado por otro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.