Una bodega bella y funcional

La Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) celebra este año su 125º aniversario con la construcción de una nueva bodega con la que la veterana firma de Haro se establece en la Rioja Alavesa y renueva su imagen de cara al nuevo mercado de esta denominación de origen.

Pero hay más. El edificio que ha diseñado Philippe Mazières no sólo es un hito en el paisaje de Laguardia, sino también una muestra de que se pueden construir edificios industriales (al fin y al cabo, una bodega es una fábrica, aunque suene mal) bellos y funcionales. Mazières es un arquitecto que goza de experiencia en el diseño de bodegas en Francia (Château Margaux o Château d'Yquem) y Ribera del Duero (Hacienda Monasterio). Esta fue la principal razón por la que los responsables de CVNE le eligieron para diseñar el nuevo edificio que completaría sus instalaciones centenarias de Haro, incapaces ya de atender la producción de Cvne, Imperial, Monopole y Viña Real.

Precisamente, la nueva bodega ha tomado el nombre de esta última marca, que CVNE viene elaborando desde 1940. Es quizás el único gesto al pasado. El proyecto del arquitecto francés es una muestra definida de la renovación arquitectónica que vive en estos últimos años la Rioja con las aportaciones de Santiago Calatrava y Frank O. Gehry, entre otros.

Viña Real sorprende desde lejos. Se eligió una zona en la que la compañía contaba con varias hectáreas de viñedo, cercanas, por cierto, a la sede de Contino, la bodega que elabora los vinos más cuidados de CVNE. Situada en el Cerro de la Mesa, una colina entre el Ebro y la carretera que une Laguardia con Logroño, la nueva construcción es una gran tina de 56 metros de diámetro por 16 metros de alto, revestida en todo su exterior de madera.

Después de la sorpresa inicial ante la imponente figura del edificio, casi lo primero que hace el visitante es cerciorarse, como Santo Tomás, de que el imponente edificio es una tina de verdad y está revestido de madera oscura, un apunte desconocido en las bodegas de Rioja.

Esta piel espectacular, que destaca en el paisaje verde y ocre de la comarca, cubre una estructura precisa destinada a albergar todos los elementos necesarios para elaborar el vino con las últimas tecnologías. Está bien distribuido, apuesta por la gravedad en todo el proceso y no hay interferencias constructivas que interfieran en el desarrollo lógico de la elaboración. Además, las dos plantas en las que se estructura cuentan con luz natural que entra desde el centro superior de la tina.

Los depósitos están distribuidos de forma circular con lo que la zona central se queda para tránsito de máquinas y personal. Además, aprovechando el espacio circular central que dejan las ocho grandes columnas de madera que sustentan la cubierta, se abre una entrada de luz que permite la iluminación de la planta inferior, que alberga una parte seleccionada del parque de barricas.

La mayor parte de las 14.000 barricas de Viña Real se encuentran almacenadas en dos grandes túneles que se han perforado en la colina. Con las técnicas habituales en la construcción de grandes vías de comunicación, en la nueva bodega de CVNE se han abierto dos inmensos calados subterráneos que permiten mantener una temperatura de 14º constante.

Si, en el interior, la gran tina central se prolonga en estos túneles, en superficie la nave de planta circular cuenta con otros dos edificios adyacentes, de diseño discreto. Estas instalaciones albergan la embotelladora, los almacenes y las oficinas necesarias para gestionar una producción estimada en unos 10.000 litros.

El edificio de Mazières ya ha sido reconocido antes de su inauguración el próximo 1 de julio. El pasado 27 de abril, recibía el primer premio en la categoría de estructura en el concurso celebrado en Francia con motivo de la feria Expobois.