Un informe militar revela abusos sádicos contra presos en Irak
El Ejército de EE UU niega que los malos tratos a detenidos iraquíes sean frecuentes
En plena tormenta nacional e internacional por los testimonios de torturas y humillaciones de un grupo de soldados estadounidenses sobre los iraquíes encarcelados en la prisión de Abu Gharib, un informe interno del Ejército al que ha tenido acceso la revista The New Yorker asegura que los presos sufrieron "abusos sádicos, ostensibles y gratuitos". El general Richard Myers, presidente de la junta de jefes de Estado Mayor, dijo ayer que estos actos fueron cometidos "por un puñado de soldados" y que no representan el proceder habitual de las tropas.
Myers tuvo que salir al paso de la crisis que ha dañado enormemente la imagen del Ejército -y la del Gobierno, al complicar aún más la ya difícil ocupación de Irak- y aseguró "categóricamente" desde la cadena de televisión ABC que "no hay ninguna prueba de abusos sistemáticos" en los centros de detención. "No permitimos la tortura como método en los interrogatorios; no lo permiten las leyes internacionales y nosotros no la utilizamos". Myers dijo que continúa la investigación para castigar a los responsables. El Ejército -según The Washington Post- ha ampliado estas investigaciones ante la denuncia de reservistas y sus familias de que responsables de inteligencia militar habrían estimulado los malos tratos.
Myers no quiso hacer comentarios sobre el informe de 53 páginas a cargo del general de división Antonio Taguba destapado por el periodista Seymour M. Hersh en The New Yorker y publicado el sábado por la tarde en su edición electrónica, en el que se dice que los reservistas que se ocupan de las prisiones recibieron indicaciones de la inteligencia militar y de la CIA para "establecer las condiciones físicas y mentales que favorezcan el interrogatorio de testigos". "Eso es una cosa, y otra muy diferente, que no hacemos, es tortura", insistió Myers -en un desesperado intento de control de daños- en otra cadena de televisión, la Fox.
La general de brigada reservista a cargo de la policía militar que se ocupa de todos los centros de detenidos en Irak, Janis Karpinski, que fue advertida en enero de los abusos cometidos entre octubre y diciembre de 2003 y suspendida de sus funciones, reitera, en declaraciones a The New York Times, la acusación de que la célula de alta seguridad de la cárcel de Abu Gharib en la que se produjeron los abusos estaba bajo el control directo de oficiales de la inteligencia militar.
"Violación a presos"
En el informe hecho por el general Taguba -realizado en enero a petición del general Ricardo Sánchez, jefe de las tropas en Irak, tras recibir la denuncia de los abusos- se mencionan "amenazas de violación a presos", "un caso de sodomía en el que se utilizó una linterna fluorescente o quizá un palo de escoba" y "golpes a detenidos con el palo de una escoba y una silla", "duchas frías" y "rociadas con líquido fosfórico procedente de las linternas fluorescentes". De todo hay "declaraciones detalladas de testigos y pruebas de fotos extremadamente explícitas".
Buena parte de la clase política estadounidense está asqueada y escandalizada por lo ocurrido. El senador republicano John McCain habla de "daño increíble" y confía en que se conozcan también "los millones de actos de amabilidad y generosidad y sacrificio" que los soldados han hecho a favor de los iraquíes. El senador demócrata Joseph Biden cree que es "el hecho concreto más perjudicial de la última década para la imagen de EE UU en aquella zona". El presidente Bush dijo el viernes que se sentía "profundamente asqueado" y prometió castigar a los culpables, algo que no se presenta fácil. Hasta ahora hay seis soldados que deben responder de acusaciones de conspiración, abandono del deber, crueldad y malos tratos, agresión y actos indecentes contra una veintena de prisioneros, acusaciones que pueden desembocar en un consejo de guerra.
Por otra parte, Thomas Hamill, el conductor de camiones de la empresa Halliburton que fue hecho rehén por los grupos armados iraquíes que atacaron su convoy hace tres semanas está desde ayer a salvo, después de que una patrulla le encontrara en Balad, cerca de Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein y una de las plazas fuertes de la insurgencia. "Aparentemente, se escapó del edificio en el que estaba", dijo el general Kimmitt en Bagdad.
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