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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Crecimiento en equilibrio

El 'Informe de sostenibilidad en Andalucía' revela el coste ambiental del desarrollo

En los últimos años se han multiplicado los análisis y sondeos que, con diferentes fórmulas, tratan de aclarar las complejas relaciones entre el sistema económico y la calidad ambiental. En definitiva, se trata de reunir argumentos objetivos que permitan aumentar el crecimiento económico y el bienestar social sin que dichas mejoras supongan una mayor presión sobre el medio ambiente.

A este conjunto de estudios acaba de incorporarse el Informe de sostenibilidad en Andalucía 2004, elaborado por la Fundación Escuela de Organización Industrial y el Observatorio Ambiental de Andalucía, el primero que, desde el sector privado, analiza la eficiencia ecológica de los diferentes sistemas productivos de la comunidad autónoma, tarea que, con características similares, sólo se había abordado hasta ahora en el País Vasco.

Todo el informe gira en torno al concepto de ecoeficiencia, "que relaciona la cantidad de actividad económica generada por unidad de medio ambiente utilizada", y las fórmulas para mejorarla mediante iniciativas que regulen el consumo y la producción. De acuerdo a los sectores analizados, estas son las principales conclusiones del informe:

- Sector agrícola. Entre 1992 y 2002 la superficie cultivada en Andalucía ha disminuido un 4 % mientras que la producción agrícola se ha incrementado un 114% y la renta agraria, a precios constantes, ha crecido un 76%. Este aumento de producción ha originado un mayor consumo de fertilizantes (cifrado en un 10%) y de productos fitosanitarios (50%), mientras que la demanda de agua ha decrecido alrededor de un 4% en el periodo 1995-2001. El informe destaca, asimismo, el notable incremento de la agricultura ecológica, que ha pasado de ocupar algo menos de 2.000 hectáreas en 1992 a las 221.000 que se anotaron en 2002. Como conclusión, se asegura que este sector ha mejorado su ecoeficiencia si se relaciona el crecimiento de las rentas con el consumo de agentes químicos.

- Sector transporte. Este sector ha registrado en Andalucía un importante crecimiento que, medido en términos de Valor Añadido Bruto (VAB) a precios constantes, ha supuesto un incremento del 45% entre 1995 y 2002. El parque de vehículos ha crecido un 44%, cinco puntos por encima de la media nacional, pasando de los 338 vehículos por 1.000 habitantes que se anotaban en 1992 a los 486 de 2002. El transporte de mercancías por carretera, en detrimento del ferrocarril, también ha crecido hasta duplicarse en poco menos de una década. En términos de ecoeficiencia los analistas observan que el importante aumento del VAB en este sector (45%) se ha acompañado de un incremento del 8% en el consumo de energía final y un ligero descenso en la superficie de suelo ocupado por las infraestructuras de transporte.

- Sector energético. Todos los sectores productivos han experimentado un aumento en el consumo de energía final, siendo el sector transporte el que más ha crecido en esta demanda y el industrial el que menos. Aplicando los criterios de ecoeficiencia se advierte un cierto desequilibrio entre el consumo de energía, que ha crecido en torno al 8 %, y el producto interior bruto que, a precios constantes, lo ha hecho en un 3 %. La intensidad energética, concepto inverso al de eficiencia energética, aumentó un 2 %, lo que indica un uso menos racional de este recurso estratégico.

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- Sector turístico. El número de alojamientos turísticos aumentó un 32 % entre 1992 y 2002, con un notable crecimiento (51%) en la oferta rural. Los equipamientos de uso público en espacios naturales protegidos también han crecido casi en un 200%. El número de turistas registra un incremento del 107% y el de pernoctaciones crece un 88%. Sin embargo, estos buenos resultados no se traducen en una mejora de la ecoeficiencia, ya que el VAB de este sector crece un 29% mientras que el consumo de agua atribuible a la actividad turística lo hace en un 127% y la generación de residuos urbanos en un 132%.

- Sector industrial. El índice general de producción industrial de Andalucía ha crecido un 3 % entre 1994 y 2002, de manera que este sector contribuye a la economía regional con algo más del 14 % del VAB total a precios básicos. Aunque origina muchas de las principales presiones ambientales, tanto por el consumo de recursos como por la generación de residuos y vertidos, ha conseguido mantener estable la demanda de agua y disminuir, por ejemplo, la producción declarada de residuos peligrosos (se ha rebajado un 14 % entre 2000 y 2001).

Los siete problemas capitales

Los datos recogidos en el Informe de sostenibilidad fueron examinados por un grupo de especialistas que, además, enriqueció este análisis con la información que aportan otros estudios, nacionales y extranjeros, sobre esta misma materia. Estas opiniones han servido para precisar los que, a su juicio, constituyen los 36 problemas ambientales de mayor trascendencia en Andalucía.

En los mismos términos con que están recogidos en el informe, estos son los siete problemas que concitan una mayor inquietud por su importancia, entendiendo que en este concepto intervienen las nociones de gravedad y urgencia:

- No se desarrollan suficientemente modelos eficaces de transporte público.

- Idéntica carencia en el transporte de mercancías por ferrocarril frente al transporte por carretera.

- Tampoco se han desarrollado medidas suficientes para el uso racional de la energía y el ahorro de la misma, tanto en los hogares como en los diferentes sectores productivos.

- El uso de fuentes de energía renovables queda muy limitado y tiene poca importancia en comparación con el uso de fuentes de energía de origen fósil.

- El sector agrícola no aplica medidas suficientes para reducir el consumo bruto de agua.

- Siguen creciendo, en extensión e intensidad, los cultivos que necesitan riego en zonas donde el agua es un recurso escaso, así como en suelos de alto valor ecológico.

- No se respetan, como sería deseable, las medidas para limitar la expansión urbanística con fines turísticos, y, en particular, aquella destinada a segundas residencias.

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