Un maltratador con orden de alejamiento quema a su ex compañera y a dos hijos mientras dormían
El triple crimen de Alzira ocurrió tras una cadena de fallos en el sistema de protección de la víctima
La violencia doméstica vivió ayer en Alzira (Valencia) su episodio más salvaje de los últimos años. Ismael Pablo Rodríguez, de 45 años, condenado por malos tratos y sobre el que pesaba orden de alejamiento, mató a su ex compañera Jenny Lara Castillo, de 36 años, y dos de sus hijos, Keit, de ocho años, y María, de cinco, prendiendo con gasolina el piso donde dormían. El triple crimen llegó tras un cadena de fallos en el sistema de protección de la víctima, hasta el punto de que seis horas antes de los hechos, el agresor acudió a la casa con el mayor de sus hijos, insultó a la víctima y la amenazó. "Te voy a matar", le dijo. La mujer llamó a la policía, pero los agentes, tras permanecer apenas 10 minutos con ella, se marcharon sin dejar vigilancia.
La policía sólo la visitó 10 minutos y le dijo que estuviera tranquila. Seis horas después moría.
Las policías local y nacional lo sabían. El 112 recibió una llamada de Jenny Lara a las 22.10. Pedía ayuda porque su ex compañero sentimental estaba en el portal de su casa, intentaba entrar y al no abrirle la puerta la había amenazado por el telefonillo: "Te voy a matar", le dijo. El servicio de emergencias avisó a la policía. Dos unidades, una de la local y otra de la nacional, acudieron al número 4 de la calle de Juan XXIII de Alzira, en el barrio de Sants Patrons.
Fuentes policiales explicaron que estuvieron con ella unos minutos, alrededor de diez; que la dejaron tranquila, que le dijeron que no se preocupara y que cerrara bien la puerta por dentro, que si volvía a pasar algo más llamara de nuevo. Mientras las dos unidades patrullaban el barrio, acudían a casa de Ismael Pablo y trataban de localizarlo en los lugares habituales por los que se movía, Jenny Lara avisó a un amigo de la familia, José, residente en Xàtiva, para que, por seguridad, les acompañara esa noche en casa. Llegó media hora después de que ella lo llamara, no se cruzó con los agentes.
La policía cejó en su rastreo en busca del ex compañero de la víctima antes de la una de la tarde, según fuentes de la comisaría de Alzira. "Suspendimos la búsqueda y nos quedamos atentos por si lo veíamos o alguien nos avisaba", puntualizó un responsable policial. No avisaron al juzgado de guardia.
Jenny, sus hijos y el amigo dormían cuando Ismael Pablo Rodríguez, con las llaves del hijo de la pareja de 12 años -que vivía con él pero comía en casa de su madre todos los días-, se fue a la que fuera su vivienda hasta que hace algo más de tres años se separaran, abrió la puerta del piso, lanzó gasolina, cerró la puerta con llave por fuera y se marchó.
El 112 contabilizó hasta nueve llamadas de particulares alertando de un incendio de grandes proporciones. Los bomberos recibieron el aviso a las 4.29. Seis minutos después estaban en el lugar.
"Unas llamas enormes se escapaban por una de las ventanas. Todos los vecinos nos decían que entráramos deprisa, que había niños en la casa. Habían oído gritar a la mujer desde el balcón con su hija en brazos, entró a por Keit, el de ocho años, y ya no regresó. Cuando tiramos la puerta y entramos, la habitación estaba completamente calcinada, no se veía nada, no se oía nada, buceamos entre el humo a toda velocidad y encontramos a un hombre en estado de shock en el salón y a las tres víctimas, juntas, sin esconderse siquiera en el suelo de la habitación completamente abrasadas". Así lo relató Raúl Ull, concejal de Seguridad Ciudadana y bombero. "El hombre", agregó, "no dijo nada cuando nos vio, no podía hablar, lo sacamos y la ambulancia se lo llevó, pero no dijo ni palabra". Ull aseguró que no le constaba que la policía local estuviera constantemente en ese domicilio por desavenencias de la pareja.
La policía detuvo a Ismael Pablo Rodríguez en su domicilio, junto al niño de 12 años, poco después de las cinco de la tarde. Los agentes lo encontraron durmiendo; tenía quemaduras leves en las manos y fue trasladado al hospital de La Ribera. A las nueve de la mañana ingresaba en los calabozos, y al cierre de esta edición, la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Alzira, en funciones de guardia, aún no le había tomado declaración.
La comisión judicial procedió al levantamiento de los cadáveres de los fallecidos sobre las doce de la mañana. El estado de deterioro de la vivienda era tal que un trozo de techo se desprendió y lesionó a la secretaria del juzgado en la cabeza, de cuya herida fue atendida en el hospital. A las cinco de la tarde, la juez decretó secreto de sumario, tras recoger el testimonio del pequeño de 12 años y de José, el único testigo de los últimos minutos de vida de Jenny y los dos pequeños.
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