La mujer asesinada llevaba cinco años pidiendo ayuda a las instituciones
El servicio de acción social abrió un expediente en 1999 por violencia doméstica
"Significativa inestabilidad familiar". Ése fue el diagnóstico que los servicios sociales del Ayuntamiento de Alzira hicieron de la relación entre Jenny Lara e Ismael Pablo. Ella acudió a pedir ayuda con un cuadro de malos tratos. Entonces aún no había puesto denuncia alguna en los juzgados. Pero desde 2001 se han sucedido las acusaciones entre ambos. El último episodio juzgado implicó una orden de alejamiento del ya ex compañero de ella. En el camino hubo injurias, lesiones, amenazas de muerte, retención de los niños por parte de él. Ni jueces ni policías salvaron la vida de la mujer.
Consuelo Martínez, concejal de Servicios Sociales en Alzira, afirmó ayer: "Se tenía plena información y conocimiento de esta familia". La valoración de "inestabilidad familiar" obligó a activar un protocolo ideado para garantizar la adecuada cobertura de la familia. Martínez explicó que "se aplicaron prestaciones y recursos básicos para la atención y asistencia, medidas de protección de los menores, sobre todo para supervisar su escolarización, y se colaboró con los juzgados a efectos de emitir informes ante los diversos procesos judiciales"; no quiso añadir más datos amparándose "en la ley de protección de datos".
El calvario judicial de la pareja se inició en 2001. El origen fue una discusión por la custodia de los hijos -aún no resuelta-. Jenny Lara denunció a su ex compañero por injurias. El fallo fue absolutorio. A ese litigio siguieron en los juzgados de Alzira y la Comisaría de la Policía Nacional de la localidad otros contra él por amenazas y por llevarse a los niños sin comunicarlo. Y ambos se cruzaron denuncias por injurias y lesiones. El último de los procedimientos con sentencia (porque hay otro que se estaba tramitando tras una denuncia del agresor a ex pareja) se saldó el 26 de diciembre pasado. A primeros de mes, el día 4, Jenny Lara había interpuesto una denuncia contra Ismael Pablo después de que ambos se encontraran a la salida de los juzgados. Allí discutieran acaloradamente. Ella le mordió un dedo. Él la empujó contra una pared y la insultó. La condena (para ambos) fue de 40 días de trabajos para la comunidad por un delito de malos tratos.
El juez señaló: "A la vista de la reiteración de los problemas entre los acusados, se impone la medida de alejamiento por tiempo de un año". Esta orden, al estar recurrida, quedó suspendida. El alejamiento que estaba en vigor ayer era la del juzgado número 2 de Alzira por otra denuncia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.