40.000 mujeres en casas refugio
No hay en Alemania estadísticas nacionales sobre violencia doméstica, pero diversas estimaciones dejan entrever que también en el país más poblado de Europa es fenómeno recurrente. Año tras año, más de 40.000 mujeres se tienen que refugiar de las agresiones y acoso de sus maridos o compañeros en una de las más de 400 Casas de Mujeres existentes.
En tan sólo uno de los 16 Estados federados que componen el país, Baviera, la policía tuvo que intervenir en 11.927 casos el año pasado. En 6.447 de estos casos se registraron lesiones leves, y en 1.093 lesiones graves. El 87% de las víctimas fueron mujeres. Se calcula que un tercio de las alemanas se ve enfrentado a algún tipo de violencia doméstica a lo largo de su vida y que sólo una cuarta parte de ellas decide denunciar esos hechos.
Para afrontar el problema, en 2002 entró en vigor una Ley de Protección que se refiere tanto a agresores masculinos como femeninos y no predetermina qué tipo de relación les une con sus víctimas. El maltrato de niños está incluido en otro cuerpo legislativo. Violencia doméstica se considera toda clase de "violaciones ilegales y premeditadas del cuerpo, la salud y la libertad de la otra persona", independientemente de si éstas ocurren dentro o fuera del hogar. También se ha incluido en la ley la agresión psíquica a través de amenazas o vejaciones. El principal avance, sin embargo, es la introducción de una sencilla máxima: "Es el agresor quien se tiene que marchar".
Expulsión policial
El primer recurso para las víctimas sigue siendo llamar a la policía y presentar denuncia. Sin necesidad de orden judicial, los agentes pueden expulsar del hogar al agresor. En algunos Estados federados, la prohibición de volver a la casa se puede extender hasta dos semanas. La ley posibilita que las víctimas acudan a los tribunales civiles y obtengan una protección más permanente. Una vez que al agresor se le prohíba acercarse o comunicarse, la víctima se puede quedar en la vivienda al menos seis meses, incluso si no cuenta con contrato de alquiler o título de propiedad.
Organizaciones como el Centro de Intervención contra la Violencia Doméstica en Berlín (BIG) sostienen que la ley ha resultado muy eficaz. "Hemos comprobado que los hombres alemanes suelen hacer caso cuando un policía o un juez les ordena tajantemente alejarse de la mujer a la que han maltratado", sostiene una de sus responsables, Beate Nink.
La rápida expulsión policial del agresor y la protección por orden judicial pueden evitar que la única opción para las maltratadas sea refugiarse en lugar secreto. "La vivienda se adjudica de forma muy rápida y eficiente", afirma Nink, que de todos modos aún constata vacíos de formación entre los funcionarios judiciales: "Promulgar una ley es sólo el primer paso. Después hay que entrenar a quienes la tienen que aplicar".
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