Los grecochipriotas amenazan con votar 'no' a la reunificación de la isla
En la víspera de su mejor oportunidad para la reunificación en 30 años, Chipre parecía ayer un país más dividido que nunca. La mayoría de los grecochipriotas del sur (700.000 habitantes) votará hoy por el no, según los sondeos, para expresar su descontento en el referéndum convocado por la ONU para que la isla mediterránea se incorpore unida a la UE el 1 de mayo. Será suficiente para excluir de la Unión a los cerca de 200.000 turcochipriotas del tercio norte de la isla, un territorio no reconocido por la comunidad internacional tras la invasión turca de 1974. Las encuestas de opinión predicen, sin embargo, una clara victoria del sí en el referéndum paralelo, al que también está llamada hoy la comunidad turca de Chipre.
"Vamos a tener problemas, votemos lo que votemos", reconocía ayer en su taller, situado junto a la línea verde que parte en dos la capital chipriota, Riko Haralavidis, de 68 años. "Si gana el sí, seguiremos estando en un país ocupado por el Ejército turco, pero si gana el no, nos lo harán pagar los europeos y los nortemericano", explicaba este mecánico a la sombra de las alambradas de lo que fue centro histórico de Nicosia. Más de cinco años de esfuerzos del secretario general de la ONU, Kofi Annan, resumidos en los 9.000 folios del plan de paz presentado a ambas partes el mes pasado en Suiza, se convertirán hoy en papel mojado si fracasa el referéndum en una de las dos comunidades de la isla. El sur griego tiene garantizada su entrada en la UE en cualquier caso.
El conflicto chipriota es algo más que un asunto interno. Rusia, que cuenta con intereses políticos y económicos en la isla mediterránea, ejercía el miércoles, por primera vez desde 1993, su derecho a veto en la ONU para bloquear una resolución a favor del sí en el referéndum. El veto de Moscú puede haber dado la puntilla al Plan Annan, después de que el principal partido de Chipre, los ex comunistas de AKEL, se haya sumado al bando del no.
La propuesta de la ONU prevé la creación de una federación de dos Estados con "igualdad política" coordinados por un Gobierno central con escasas atribuciones, según el modelo de Suiza, y un reajuste territorial (7% de la isla) en favor de los grecochipriotas. Más de 180.000 personas de la comunidad griega huyeron hacia el sur tras la invasión turca de julio de 1974, desencadenada después del golpe dado por las milicias nacionalistas helenas, que perseguían la Enosis, la anexión a Grecia, en plena dictadura de los Coroneles. Cientos de campesinos turcochipriotas asentados en el sur fueron desplazados a la fuerza hacia el norte, donde Turquía ha establecido además a miles de colonos procedentes de Anatolia en las tres últimas décadas.
La consulta planteada por la ONU va a fracasar previsiblemente hoy entre los grecochipriotas porque no parece haber resuelto de forma convincente el espinoso problema de la propiedad de la tierra en Chipre. Así, el Plan Annan sólo permitiría por ahora el retorno de una quinta parte de los refugiados de origen griego a sus antiguas propiedades que sigan en el norte tras el reajuste territorial. También prohibiría, en caso de ser aprobado, la adquisición de tierras e inmuebles en el sector norte a los ciudadanos del desarrollado sur, cuya renta per cápita (un 80% de la media de la UE) triplica a la de los turcochipriotas.
Pero la iniciativa de la ONU para la reunificación también puede estar amenazada de muerte por la manipulación en favor del no del Gobierno grecochipriota, apoyado por la Iglesia ortodoxa griega. El exiliado obispo Paulos de Kirenia, la ciudad mayoritariamente griega del norte donde desembarcó el Ejército turco en 1974, ha llegado a amenazar con la "condenación eterna" a aquellos cristianos que voten por el sí. Al presidente grecochipriota, Tassos Papadopoulus, tampoco le ha faltado la aportación financiera de grupos de presión turísticos e inmobiliarios que han urbanizado el sur. Parecen temer la competencia del sector turco, que cuenta con alguna de las mejores playas vírgenes del Mediterráneo, según ha asegurado el comisario europeo para la Ampliación, Paul Verheugen, poco después de que las autoridades grecochipriotas le impidieran intervenir en un programa de la televisión estatal para defender el sí.
La división es patente. Mientras el evet (sí, en turco) era coreado en la parte turca de Nicosia la noche del jueves en el acto final de la campaña del referéndum, en el sector griego de la capital chipriota tan sólo eran visibles ayer las banderolas del oxi (no, en griego), en letras blancas sobre fondo negro, como premonitorias esquelas del Plan Annan.
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