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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Arafat se enfrenta a EE UU y anima a los palestinos a continuar con la lucha

La Liga Árabe califica de "lamentable" y "muy peligroso" el apoyo de Bush a Sharon

El mundo árabe ha reaccionado sin fisuras contra la Declaración de Washington, por la que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha otorgado el pleno apoyo a los planes políticos del primer ministro israelí, Ariel Sharon. A la cabeza de las protestas se ha colocado el presidente palestino, Yasir Arafat, que ayer desde Ramala, en un gesto de claro desafío a la Casa Blanca, animaba a los palestinos a continuar con la lucha hasta conseguir un Estado independiente y el derecho de retorno de los refugiados, al tiempo que reclamaba el apoyo de la comunidad internacional.

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"El pueblo palestino no renunciará a buscar la libertad y la independencia, así como un Estado con Jerusalén por capital, les guste o no. Nuestro destino es defender nuestra tierra, nuestros lugares santos, así como el derecho de los refugiados a volver", aseguró ayer el presidente Yasir Arafat en un encendido mensaje difundido por la radio y la televisión.

El mensaje de Arafat era la primera reacción oficial de la Autoridad Nacional Palestina al discurso del día anterior del presidente de Estados Unidos, George W. Bush -Declaración de Washington-, con el que la Casa Blanca ha decidido otorgar el apoyo pleno a los proyectos políticos del primer ministro israelí, Ariel Sharon. Es decir, amparo a la construcción del polémico muro de seguridad; permiso para anexionarse la mayor parte el territorio de los asentamientos de Cisjordania; negativa del derecho al retorno de los refugiados palestinos y eliminación de la línea del armisticio de 1949 como punto de referencia para el establecimiento de las fronteras de los dos Estados. A cambio, EE UU otorga a los palestinos el desmantelamiento de 21 asentamientos de Gaza (alrededor de 7.500 colonos frente a los 223.000 de Cisjordania y los 200.000 en Jerusalén Este), la retirada del Ejército israelí de ese territorio y el reconocimiento vago de un futuro Estado.

"La paz no podrá instaurarse entre Israel y Palestina hasta que se consiga el fin total de la ocupación y de la colonización israelí", insistió el líder palestino desde su semidestruido cuartel general de Ramala. En Gaza, los movimientos radicales fundamentalistas, capitaneados por Hamás y Yihad Islámica, sobre todo, propugnaban "un nuevo ciclo de guerra" e insistían en que "el único camino que les queda a los palestinos es el de la resistencia". Jaled Mechaal, máximo responsable de Hamás en el exterior, aseguraba desde su refugio de Damasco: "Es el fin de la ilusión de un acuerdo político".

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, trató ayer en vano de tranquilizar a la dirección palestina, minimizando el alcance de la Declaración de Washington. Powell optó por destacar la importancia del repliegue de Gaza y el desmantelamiento de las 21 colonias de la franja de Gaza y obviar la cuestión cisjordana, según explicó al jefe de Gobierno palestino Ahmed Qurei, en el transcurso de una conversación telefónica.

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Enfado árabe

Las explicaciones de Powell tampoco lograron calmar al llamado mundo árabe. Políticos e intelectuales calificaron el apoyo del presidente Bush a los planes del primer ministro Sharon de un error político y advirtieron de que este alineamiento podría incrementar el odio hacia los Estados Unidos y legitimar incluso las acciones violentas de los radicales. Osma Zaky, portavoz oficial de la Liga Árabe con sede en El Cairo, fue de los más contundentes. Considera que la posición norteamericana es "lamentable y muy peligrosa". El presidente libanés, Emil Lahud, afirmó que las "declaraciones de Bush suponen un revés para todos los que creen en la paz en Oriente Próximo".

Pero toda esta tempestad dialéctica no consiguió empañar ayer el triunfo personal de Ariel Sharon, al que la prensa israelí dirigió sus mejores elogios y acogió como un gran vencedor. "La Autoridad Nacional Palestina y la Organización para la Liberación de Palestina han sufrido una de las más grandes derrotas de los últimos años", aseguraba en el periódico Haaretz, Danny Rubinstein, uno los grandes conocedores de los laberintos palestinos en un artículo titulado Fin del camino de Oslo.

La victoria de Sharon sólo ha quedado deslucida por las protestas de la extrema derecha, que desde el interior de Israel, han iniciado una campaña de movilizaciones para impedir el desmantelamiento de los 21 asentamientos de Gaza.

Su primer objetivo será conseguir que la mayoría de los 200.000 militantes del Likud voten en contra del plan del primer ministro, en el referéndum que deberá celebrarse el 2 de mayo. Los 240.000 colonos israelíes se han puesto en pie de guerra para impedir que se consolide lo que consideran "un atentado contra la supervivencia política de Israel".

Yasir Arafat, junto a su primer ministro, Ahmed Qurei, en la reunión celebrada ayer en Ramala.
Yasir Arafat, junto a su primer ministro, Ahmed Qurei, en la reunión celebrada ayer en Ramala.ASSOCIATED PRESS

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