"El poder manipula la ayuda humanitaria"
Rafael Vila-Sanjuán, de 42 años, es el nuevo director general de Médicos Sin Fronteras (MSF)-España. Durante los tres últimos años ha desempeñado el máximo cargo ejecutivo de la organización, la Secretaría Internacional. Cree que el principal reto es ahora "revitalizar la ayuda humanitaria , hoy manipulada por los poderes".
Pregunta. El PSOE ha anunciado que la ayuda humanitaria (AH) y de emergencia contará con una agencia específica. ¿Es el instrumento que ustedes esperaban?
Respuesta. Parece prometedor, pero hay que asegurarse de que tenga presupuesto independiente y garantice un despliegue rápido y eficaz ante cualquier catástrofe. Tienen que cambiar muchas cosas en la cooperación oficial española: España no da AH en República Democrática del Congo, ni en Sudán, ni en Somalia, ni financia la lucha contra el sida en los países más pobres.
P. ¿Por qué dice usted que la AH está manipulada?
R. Porque a todo el mundo se le llena la boca citándola, pero realmente no es AH, sino parte de la agenda política de los Gobiernos interesados. Veamos el ejemplo de Irak. Allí no hay ninguna crisis humanitaria, no hay epidemias, ni desplazados. Lo que sí hay es una crisis militar, causada por un proyecto político que utiliza si es necesario el disfraz humanitario. Así, Irak recibe 74 dólares por persona y día, mientras que República Democrática del Congo sólo recibe 16, pese a que desde mediados de los años noventa la guerra ha matado allí a casi cuatro millones de personas y ha llenado de desplazados toda la zona oriental del país. Ahora se cumplen 10 años del genocidio de Ruanda, donde murieron 800.000 personas, y se repite continuamente que nunca más debe ocurrir algo así. Pero están el Congo, Chechenia, Palestina...
P. Los ejércitos dicen realizar misiones humanitarias.
R. Se nos están vendiendo guerra que, de otra manera, serían inaceptables. El poder manipula lo AH, política y militarmente. La implicación de personal militar en tareas de reconstrucción, al tiempo que en labores de inteligencia y en acciones bélicas, confunde a la gente y trata de convencerla de que todo forma parte del mismo paquete. La población no recibe ayuda neutral e imparcial en función de sus necesidades, sino de intereses políticos. Y los miembros de organizaciones humanitarias se están convirtiendo cada vez más en blanco de ataques armados, porque son un objetivo fácil y mediáticamente rentable.
P. ¿Cuáles son las condiciones para una auténtica AH?
R. Se trata de salvar vidas, de impedir las matanzas, de prestar auxilio a la gente que sufre, sean víctimas de conflictos armados, sean refugiados, desplazados, mujeres que han sufrido violencia sexual como arma de guerra, o enfermos de sida o de enfermedades habituales en los países pobres e ignoradas en el mundo rico. La AH no es de derechas ni de izquierdas, simplemente pretende ayudar a quienes sufren.
P. La Fundación Clinton y la ONU acaban de firmar un acuerdo de abaratamiento de fármacos genéricos contra el sida en los países pobres. ¿Va el futuro por ahí?
R. Es algo muy positivo, demuestra que una organización como MSF ya no está sola. Sin embargo, el Gobierno de EE UU y su todopoderosa industria farmacéutica ya están presionando contra los genéricos. MSF distribuye ya genéricos a 12.000 enfermos de sida, y por ejemplo en Guatemala abastecemos en ese sentido a la mitad de los infectados. Se pretexta contra los genéricos una supuesta falta de calidad en comparación con los medicamentos clásicos. Pero no es cierto. Calidad es justamente que los genéricos consigan combinar en dos pastillas los tratamientos existentes, de forma que los pacientes de los países pobres puedan tomarlos. Estamos hablando de una epidemia que es 10 veces más mortífera que una guerra.
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