México se rebela contra Huntington
Los intelectuales mexicanos denuncian la demagogia e ignorancia de un texto del politólogo estadounidense
El profesor de la Universidad de Harvard Samuel P. Huntington escandalizó a millones de personas con sus teorías sobre la previsible entrada en colisión de los mundos occidental e islámico, contenidas en su obra El choque de civilizaciones (1993), y ahora irrita a la intelectualidad mexicana con su último y purificador ensayo, El reto hispano a EE UU. El académico plantea que la cultura y la lengua, e incluso la fertilidad de los inmigrantes, mexicanos fundamentalmente, amenazan la unidad de Estados Unidos. Rompió el fuego el escritor Carlos Fuentes, preguntándose: "¿Cuál será el siguiente Moby Dick del capitán Ajab Huntington?", y la revista Letras Libres dedicó su última portada a las nuevas profecías.
"Tomado al pie de la letra, justifica acciones políticas muy peligrosas. No conoce México", afirma Enrique Krauze
En su artículo El racista enmascarado (publicado en EL PAÍS el pasado 23 de marzo), Carlos Fuentes descalificó sus advertencias sobre la capacidad disgregadora de los hispanos y la evidente defensa de la supremacía wasp: blanco, anglosajón y protestante. "Los hispanoparlantes en EE UU no forman bloques impermeables ni agresivos, sino que se adaptan rápidamente al inglés y conservan, a veces, el castellano, enriqueciendo el aceptado carácter multiétnico y multicultural", subrayó. "Los mexicanos no invaden; obedecen a las leyes del mercado de trabajo. Hay oferta laboral mexicana porque hay demanda laboral norteamericana".
El ensayo del politólogo estadounidense, publicado este mes por la revista Foreign Policy Edición Española (www.fp-es.org), cita a México como epicentro de un fenómeno, la masiva inmigración, que amenaza el legado de los padres de la patria angloprotestantes de los siglos XVI y XVII. "Los mexicanos y mexicano-estadounidenses", según afirma, "pueden reclamar, y de hecho reclaman, derechos históricos sobre territorio estadounidense". EE UU arrebató a México casi la mitad de su territorio en el siglo XIX. "Y podría producirse", según Huntington, "una consolidación de las zonas de predominio mexicano, que pasarían a convertirse en un bloque autónomo, cultural y lingüísticamente diferente y económicamente independiente, dentro de Estados Unidos".
El director de Letras Libres, Enrique Krauze, en retadora respuesta al presidente de la Harvard Academy for International and Area Studies, dedicó su portada a El genio del mestizaje, y recabó la opinión de varios pensadores. Historiador y ensayista, Krauze asegura que la inmigración mexicana no sólo genera beneficios económicos a EE UU, sino también costos y distorsiones sociales en su aparato educativo o en los servicios de salud. Precisa, sin embargo, que "aunque se señalen conflictos reales, falla como diagnóstico. Y tomado al pie de la letra, justifica acciones políticas muy peligrosas". Huntington, añade, no conoce México.
"Como los datos no apoyan su teoría, el profeta se desliza hacia el terreno de las suposiciones que sustentan sus temores", agrega el intelectual mexicano. El profesor de Harvard acierta en que "la retórica multicultural de algunos políticos hispanos podría relegar el inglés en escuelas estadounidenses, con lo cual los propios inmigrantes se empobrecerían en un punto". Pese a todo, "las sociedades políglotas solamente han resultado conflictivas allí donde el Estado y sus instituciones son débiles y están en disputa; de lo contrario, la experiencia políglota -Bélgica, España, Canadá- no ha significado sino mayor dinamismo y pluralidad". Pese a todo, agrega que la reacción ya debe estar pesando en unos EE UU Mexikanisch-rein.
Para el historiador Lorenzo Meyer, buen conocedor del Norte porque ha impartido seminarios en sus universidades, es sorprendente que uno de los más distinguidos teóricos norteamericanos "coloque a nuestro país como una especie de Al Qaeda cultural". "¿A qué viene la histeria por la posible pérdida de identidad si en 1992, tras la desaparición de la URSS y su imperio, otro politólogo norteamericano, Francis Fukuyama, en El fin de la historia, proclamó eufórico el triunfo absoluto e indiscutible a nivel mundial del credo político norteamericano?". La victoria no parece clara para Huntington, convencido de que a la vieja y problemática división social entre negros y blancos sigue otra más destructiva: entre anglos e hispanos.
Huntington maneja cifras y hechos reales y "una serie de clichés y vulgaridades", según lamenta Meyer. Sus juicios sublevan porque dice que los mexicanos desprecian el valor de la educación y se resignan a vivir en la pobreza, pues sus valores católicos les llevan a considerar que ésa es una manera de ganar el cielo. "Encima", prosigue el académico mexicano, "no profundiza en el importante papel de los mexicanos en la economía norteamericana ni en los enormes obstáculos estructurales que tienen que afrontar para sobrevivir y persistir en su empeño por vivir en EE UU". Con la visión "conservadora, monocultural e histérica" de Huntington, resume Meyer, "lo deseable sería que México volviera a ser el vecino distante de antaño y no el socio actual del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (EE UU, Canadá y México)".
El embajador de México ante la ONU hasta hace pocos meses, Adolfo Aguilar Zinder, no desconoce que las opiniones de Huntington no pueden ser secundadas en un año electoral, cuando los candidatos de ambas corrientes, demócrata y republicana, cortejan al voto latino, pero "tampoco puede decirse que sean opiniones aisladas que nadie comparta". El alegato expresa "la mentalidad prejuiciada con la que aún se ve en muchos sectores a México y a los hispanos. En efecto, Huntington nos presenta un catálogo muy bien logrado de los argumentos, verdades a medias y distorsiones en los que tradicionalmente se ha basado el tratamiento a México y a América Latina de patio trasero".
En esa línea se pronuncia el analista del diario Reforma Jesús Silva-Herzog Márquez. "Los aspavientos del doctor Huntington son claramente infundados. Los estudios serios contradicen la imagen que ofrece de la migración mexicana como una peligrosa cultura inasimilable". Pero tampoco debe tomarse a la ligera el centrifugado de estadísticas y percepciones. El desafío hispano es "una combinación de instinto, inflamada demagogia conservadora, datos y frases hilvanados caprichosamente y simple ignorancia. Será, de cualquier manera, munición de un nuevo antimexicanismo que, ése sí, puede convertirse en una amenaza seria".
Babelia
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