Un equipo español crea piel alterada con un gen para tratar la hemofilia
El objetivo futuro es usarla como un 'parche' que segregue el factor IX de coagulación
La solución de la hemofilia (una enfermedad genética que impide la coagulación de la sangre) podría estar en el pelo. Científicos españoles han logrado crear piel a partir de células madre del engrosamiento (bulge) que existe cerca de la raíz del pelo. Esta piel, modificada genéticamente, podrá en el futuro actuar como un parche productor del factor de coagulación IX, cuya ausencia en los hemofílicos les confiere un alto riesgo de hemorragias.
La hemofilia tipo B es una enfermedad que se caracteriza porque quienes la padecen tienen problemas de coagulación. El factor IX se produce normalmente en el hígado, pero los hemofílicos carecen del gen necesario, por lo que corren un gran riesgo de morir de una hemorragia imparable.
El procedimiento ideado por un equipo dirigido por Antonio Bernad, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), es en apariencia sencillo. "Consiste en tomar células pluripotentes del pelo y cultivarlas para conseguir células epiteliales", explica Fernando Serrano, del CNB.
La novedad consiste en que, antes de crear la piel, en sus células se introduce el gen que contiene las instrucciones para sintetizar el factor de coagulación IX. Con ello se pretende que la piel, una vez trasplantada al paciente, genere el factor IX suficiente para evitar que el hemofílico tenga que recibirlo mediante transfusiones.
De momento, el equipo de investigadores, en el que participan el Instituto de Tecnología de Polímeros, el Instituto de Química-Física Rocasolano y el Instituto Médico Láser Vilafortuny , además del CNB (un centro adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas) han conseguido crear un cultivo de piel obtenida a partir de células madre a las que se le ha introducido el gen del factor IX, y han visto que, en laboratorio, el tejido funciona como un parche que va segregando la proteína necesaria para la coagulación.
Pero todavía faltan los ensayos en humanos para que se pueda considerar la aplicación de este descubrimiento al tratamiento de la hemofilia, advierte Serrano. Antes de pedir autorización al Ministerio de Sanidad para hacerlos (un requisito para cualquier prueba de un medicamento), los científicos trabajan en mejorar varios aspectos de la técnica.
Por un lado, están desarrollando una familia de ratones hemofílicos modificados genéticamente para que no rechacen la piel artificial humana y así comprobar la seguridad de las células epiteliales (la capa más superficial de la dermis) y si los genes introducidos fabrican efectivamente factor IX en esas condiciones. También tienen que comprobar los mecanismos que regulan la expresión del gen introducido (su traducción en la proteína correspondiente) y que este proceso es continuo y suficiente para suplir la falta de factor IX que padecen los hemofílicos de tipo B.
Por otro, están probando métodos mediante láser de eliminar la capa de células epiteliales (las más externas de la piel) en humanos. Estas zonas serían las que luego se cubrirían con la piel artificial y que haría de "parche continuo" productor de factor IX, explica Serrano.
Si el invento funciona, se conseguirá una técnica "mínimamente invasiva" con la ventaja de que, como se podría fabricar la piel a partir de células del pelo del propio paciente, no habría riesgo de rechazo.
Según las hipótesis de los científicos, bastaría con trasplantar aproximadamente un 5% de la superficie corporal (el tamaño de la palma de una mano) para obtener la cantidad necesaria de factor IX.
"La dosificación no sería problema. Bastaría con regular la superficie de piel artificial y modificada genéticamente que se trasplanta", añade Serrano. Pero para fijar todos estos aspectos hace falta realizar ensayos en humanos, una fase que los investigadores no pueden emprender todavía.
El trabajo, que ha sido financiado por la Fundación de Hemofilia Catalana, ya ha sido presentado en el congreso de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, y ha recibido un premio de 24.000 euros de la empresa farmacéutica Baxter.
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