_
_
_
_

Lula cae sin freno en las encuestas

El Gobierno brasileño afronta una grave crisis interna y pierde credibilidad

Juan Arias

A los 15 meses de su triunfo electoral que le dio el consenso de 50 millones de votos, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su Gobierno se ven envueltos en una fuerte crisis política. Dos sondeos nacionales realizados en el espacio de una semana confirman la caída de la credibilidad de un Gobierno y un presidente que habían comenzado con un 80% de la aceptación nacional. El Ejecutivo ha bajado hasta un 54% -otro sondeo menos optimista como el del Instituto Sensus cifra el apoyo al Gobierno en un 34,6%- y la aceptación del presidente ha descendido hasta el 60%.

Por primera vez, la caída de popularidad atañe no sólo al Gobierno, sino también a Lula. Y como afirma la revista Veja, lo que llama la atención es sobre todo "la velocidad del desgaste", ya que en el último trimestre del año pasado Lula había perdido sólo un 1% y en lo que va de año ha perdido ya nueve puntos de popularidad.

El dilema es si Lula soportará la presión del PT, que pide un nuevo modelo económico

Según Carlos Montenegro, presidente del Instituto Brasileño de Estadísticas (Ibope), la rápida caída de la popularidad del presidente brasileño, que parecía inamovible, es el resultado "de una crisis política y del crecimiento negativo de la economía". El 54% de los encuestados subraya la crisis creada por el alto desempleo. Lula había prometido crear 2,5 millones de empleos por año y el primer año se perdieron un millón. Su programa estrella llamado "primer empleo", para dar trabajo cada año a 28.000 jóvenes de las familias más pobres, sólo ha alcanzado a 577 personas, y en cuatro Estados no ha sido empleada ni una sola. A lo que hay que añadir que reformas de primera magnitud anunciadas con gran clamor aún están paradas: como la reforma agraria, la reforma sindical, la de la seguridad y la reforma política. Y el Ejecutivo, por problemas burocráticos, no ha conseguido gastar ni el 10% del presupuesto disponible.

El Gobierno pensó en un primer momento que la crisis se debía al escándalo de corrupción que explotó en la misma Presidencia de la República con Waldimir Diniz, el asesor del ministro José Dirceo, brazo derecho de Lula, del que se dijo que había hecho perder "la virginidad ética" al Partido de los Trabajadores (PT), la formación limpia de corrupción por antonomasia. Pero el análisis de los sondeos revela que el desgaste del Gobierno va por otros derroteros.

Según los analistas políticos, más que una crisis económica real, lo que existe es una crisis política dentro del Gobierno, entre quienes quieren seguir con el actual modelo económico, muy parecido al del antecesor de Lula, Fernando Henrique Cardoso, y los que quieren un cambio del modelo económico, menos monetarista y más volcado en lo social. Los ministros han comenzado a pelearse e insultarse entre ellos. Y la polémica toca incluso a las altas esferas. El lunes pasado, casi a la misma hora, el vicepresidente de la república, el empresario textil José Alencar, hacía una crítica feroz a la actual política monetarista tachándola de "irresponsabilidad fiscal" y acusándola "de impedir el crecimiento económico", mientras Lula, en una fábrica de automóviles, respondiendo a las noticias de los sondeos desfavorables para él, afirmaba que "Brasil nunca había estado mejor que con este Gobierno", y echó la culpa de la crisis a la oposición, "que tiene miedo de que el PT gane las mayores ciudades del país en las próximas elecciones", las municipales de octubre.

Lula por vez primera se presentó, sin embargo, con tono penitencial de humildad: "No esperen que yo sea más que un presidente de la República (...) No tengo los poderes de Dios para hacer los milagros que algunos piensan que debo hacer", afirmó el lunes. Lula negó que haya crisis en su Gobierno, aunque aceptó que "a pesar de los esfuerzos del Gobierno la economía brasileña es aún muy vulnerable a las presiones externas". Era un mensaje indirecto a los que le piden que cambie el modelo económico que le ha permitido frenar la inflación y mantener estable el cambio y la moneda, asegurándose la entrada de capital extranjero atraído por los altos intereses, los mayores del mundo, de 16,25%.

El dilema de fondo es si Lula va a ser capaz de resistir a las presiones de su mismo partido, el PT, que quiere cambios en la política económica, incluso a costa de sacrificar la inflación, para invertir más en el terreno social o si se va a mantener firme en su política macroeconómica, desafiando el pesimismo que empieza a correr por el país, del que el diario O Globo decía ayer que "va desde el empresario al elector, pasando por los aliados y políticos", un pesimismo añadía el diario que "puede disipar las energías positivas creadas por la elección de Lula, las expectativas internas de crecimiento y el escenario externo favorable".

El sueño de un país diferente, de una nueva cuarta vía, para resolver los problemas sociales de este inmenso e injusto continente, comienza, según muchos analistas, a empañarse. La viñeta que refleja la decepción de una parte del electorado, es en la que el presidente aparece afeitándose, mientras en el espejo en vez de su cara aparece la de su antecesor, Cardoso.

Lula y la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, el lunes en Brasilia.
Lula y la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, el lunes en Brasilia.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_