Aznar asegura en su despedida europea que dijo la verdad sobre los atentados del 11-M
Los conservadores de la UE aprueban una resolución de apoyo al presidente en funciones
El gesto adusto, la mirada indefinida, José María Aznar entró ayer en el edificio Justus Lipsius, de Bruselas, y procedió casi directamente a sentarse en la mesa de su último Consejo Europeo, donde se enfrascó en sus papeles. Hasta aquí, nada nuevo porque Aznar es siempre hombre de pocos saludos. Pero la excepcionalidad de su despedida había quedado previamente en evidencia en la reunión de los líderes del Partido Popular Europeo, que aprobaron una "resolución de apoyo al Gobierno de José María Aznar", tanto antes como después del 11-M.
El presidente español tuvo, pues, al menos entre sus correligionarios, el apoyo moral y humano que anoche en Bruselas no parecía haber encontrado entre sus 24 socios continentales. Fue especialmente visible la devoción del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que le cuchicheó al oído algunos comentarios e incluso le pasó el brazo por la cintura, en un gesto infrecuente entre políticos. Aznar encontró también en el calor del PPE la posibilidad de desahogarse contra "las calumnias" de que se ha sentido víctima.
"Apoyo a la gestión realizada por el Gobierno de José María Aznar en sus ocho años de mandato, en los que se ha introducido a España en la senda de las reformas necesarias para garantizar la estabilidad, el progreso económico y la creación, y se ha situado a España en una posición clave en la política europea internacional", es lo primero que manifiesta la resolución de estos dirigentes conservadores europeos, que acudieron puntualmente a la cita, salvo el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, y su colega holandés, Jan Peter Balkenende.
Pero el comunicado de los populares no se queda ahí, pues, tras aplaudir la labor del presidente saliente en la construcción europea y su aportación al PPE, toma partido en algunos temas candentes de la política española actual. "Expresamos nuestra solidaridad con José María Aznar y su Gobierno en los duros momentos tras los terribles atentados del 11-M en Madrid, y nuestro convencimiento de que la actuación de su Gobierno estuvo a la altura de tan lamentables acontecimientos", señala, en efecto, la resolución.
El propio Aznar se refirió, cuando tomó la palabra, una vez aprobado el texto, a la sucesión de hechos que catalizaron la derrota electoral del pasado 14 de marzo, que vuelve penosa esta despedida europea. Dijo que le "duelen", sobre todo, las "calumnias" en el sentido de que manipuló la información sobre los atentados para hacer creer a los españoles que la organización terrorista ETA era responsable de los mismos. Y aseguró que siempre dijo la verdad.
La influencia del terrorismo
Algo de esa polémica se trasluce también en la resolución sobre terrorismo que aprobaron los populares europeos. Sobre todo, en su último punto: "Rechazamos la posibilidad de que el terrorismo condicione cualquier proceso democrático o decisión democrática dentro de la Unión Europea o en cualquier Estado democrático o que determine el proceso de toma de decisiones o la elaboración de políticas puramente reactivas".
Fuentes españolas del PPE aseguran que la resolución citada, que incluye expresiones tan propias de Aznar como que "mostrar debilidad sería una mala señal para los terroristas", ha sido elaborada por un alemán y no por diputados españoles. Según las mismas fuentes, el párrafo recoge la preocupación que existe en Europa de que lo ocurrido en Madrid vuelva a repetirse, de que haya un atentado cada vez que se acerquen unas elecciones.
Lo más elogiado de la gestión de Aznar ayer por sus correligionarios que hicieron uso de la palabra no fue, sin embargo, el perfil antiterrorista, sino el modelo económico que ha puesto en práctica. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, aseguró que, gracias a que importó las recetas de Aznar, ganó las elecciones del año 2001. Aunque, siempre un paso por delante de los demás en la defensa de su amigo, volvió a remachar en el clavo del honor perdido. "Se va como vino, diciendo la verdad", manifestó.
El presidente austriaco, Wolfgang Schüssel, aseguró que se deben al presidente saliente español la mitad de los puestos de trabajo creados en Europa en los últimos ocho años, en virtud de una política económica que, señaló, es un ejemplo para todos los europeos. Tanto el francés Raffarin como el holandés Balkenende, los dos grandes ausentes en la reunión de los populares, y el presidente del PPE, Wilfred Martens, hicieron llegar el mensaje de que quieren que José María Aznar siga cooperando con su movimiento. El cómo es otra cuestión, ya que al perder todos sus cargos el político español no tendrá encaje en el PPE.
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