La Bienal del Museo Whitney de Nueva York siempre ha sido una muestra controvertida. Nunca se ha quedado a medias; ha despertado críticas despiadadas o alabanzas desmedidas. Este año, por primera vez en mucho tiempo, impera una cierta unanimidad. La exposición ha conseguido reunir con acierto y gusto las obras más interesantes, tanto de los jóvenes creadores como de las figuras consagradas.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (Alcalá, 13) expone, hasta el 19 de abril, en la sala de la Calcografía Nacional, los originales de la colección de christmas que Salvador Dalí realizó durante 19 años para el laboratorio Hoechst, y con ellos felicitaba a los médicos y farmacéuticos españoles. El montaje recoge los originales sobre papel, salvo cuatro que se han perdido, junto a una dedicatoria manuscrita.
Son gente corriente, personas que tienen una historia que contar y que lo hacen a través de sus relaciones personales, de sus amores, sueños, ilusiones y fracasos. El escritor norteamericano Nicholas Sparks los utiliza para sus libros y lo hace en su nueva novela, La boda (Rocaeditorial).