Descubierto el mayor cuerpo del sistema solar desde que se halló Plutón en 1930
El planetoide se aleja tanto que formaría parte de la nube de Oort, origen de los cometas
Un objeto un poco más pequeño que Plutón y mucho más lejano es el primero identificado en el cielo como perteneciente a la helada nube de Oort, el supuesto origen de los cometas que se aventuran en el sistema solar interior, donde se encuentra la Tierra. "No se conoce nada igual en el sistema solar", afirmó ayer el astrónomo Michael Brown, al presentar los datos del planetoide Sedna, el mayor descubierto desde que se halló Plutón en 1930. El objeto es muy rojizo y brillante y se ve ahora en el cielo vespertino hacia el suroeste entre Venus y la constelación de Orión.
La primera observación de Sedna, que recibe su nombre de la diosa del agua de los esquimales, se hizo en noviembre pasado, con un pequeño telescopio robotizado del observatorio de Monte Palomar (California). "Iba tan despacio respecto a las estrellas del fondo que tenía que ser del sistema solar pero también tenía que estar muy lejos", comentó ayer Brown en una conferencia de prensa telefónica. "Ahora podemos decir exactamente dónde está en el sistema solar y a qué distancia".
Los datos son llamativos. El objeto tiene una órbita fuertemente elíptica que dura 10.500 años, en la que el máximo acercamiento al Sol -etapa en la que se está observando ahora- es de unos 13.000 millones de kilómetros, casi tres veces más que la extraña órbita de Plutón, el planeta o planetoide que más se aleja del Sol. Dentro de 72 años, cuando alcance el máximo acercamiento al Sol, Sedna empezará a alejarse hasta la distancia de 130.00 millones de kilómetros, 900 veces la que separa la Tierra del Sol y no volverá a ser observable, al menos con los instrumentos actuales, hasta dentro de más de 10.000 años.
Kuiper y Oort
El diámetro del objeto no se ha podido saber con certeza hasta ahora. Ha sido observado con varios telescopios, entre ellos el espacial Spitzer de la NASA, y ello ha permitido estimar un diámetro máximo de 1.700 kilómetros. Los astrónomos del equipo de Brown creen que su diámetro es de tres cuartas partes el de Plutón (2.200 kilómetros), por lo que sería más grande que Quaoar, un objeto del cinturón de Kuiper descubierto por el mismo equipo en 2002, que tiene 1.280 kilómetros de diámetro.
El cinturón de Kuiper es un enjambre de asteroides que orbitan el Sol más allá de la órbita de Urano. La nube de Oort no se ha podido observar hasta ahora y se suponía que rodea el sistema solar a una distancia muchísimo mayor, aproximadamente la mitad de la distancia a la estrella más cercana, Proxima Centauri, que está a 40 billones de kilómetros. Sin embargo, si Sedna pertenece, como indican todos los datos, a esta región interestelar, eso querría decir que la nube de Oort se extiende hasta mucho más cerca del sistema solar de lo que se creía.
Brown no cree que se pueda decir que Sedna es un planeta, y lo mismo pasa con Plutón: "No hay definición exacta de planeta, un planeta tendría que ser mucho más masivo que los objetos que le rodean y, lo mismo que Plutón no lo es entre los objetos del cinturón de Kuiper, al que se cree que pertenece, Sedna es seguro que no lo será entre los de la nube de Oort".
Perturbación estelar
Los astrónomos creen también que Sedna y todos los demás objetos de la nube de Oort, incluidos los cometas, se originaron durante la formación del sistema solar en el cinturón de Kuiper y que luego sus órbitas se vieron perturbadas por alguna de las estrellas que entonces estaban mucho más cerca del Sol de lo que lo están ahora.
Además de por su lejanía y por su órbita, los científicos están intrigados por las características de la superficie de Sedna y también creen que tiene al menos una luna. Esperan saber más del objeto cuando lo observen próximamente con el telescopio espacial Hubble y con el Gemini (en Hawai), pero creen que se trata de un cuerpo remanente de la formación del sistema solar que, aunque haya cambiado de sitio, no ha sufrido apenas modificación desde aquella época, hace unos 4.500 millones de años. Es, sin embargo, un cuerpo misterioso: ""Todavía no entendemos lo que hay en su superficie. No se parece a nada que hubiéramos predicho o que podamos explicar", ha dicho David Rabinowitz, de la Universidad de Yale, miembro del equipo.
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