La izquierda se abre paso en el granero del PP

Los partidos de izquierda superaron ayer en las urnas al PP después de dos legislaturas, desde las elecciones generales de 1996. Con el 42,47% de los votos, más de ocho puntos respecto a 2000, el PSPV recuperó dos diputados, uno en Alicante y otro en Valencia, lo que le sitúa en 14 escaños. Asimismo, Esquerra Unida mantuvo su escaño en Valencia pese al acoso sufrido por el voto útil hacia el PSPV. Perdió 23.000 votos y 1,17 puntos. El PP fue de nuevo el partido más votado por los valencianos, pero perdió dos diputados y cerca de seis puntos. El ministro de Trabajo en funciones, Eduardo Zaplana, no logró superar el resultado obtenido por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, quien en las elecciones de 2000, y con Unión Valenciana presentando listas, logró cerca de 19.000 votos más.

Al final la abultada presencia de cuatro ministros en las listas de Valencia, Castellón y Alicante, ni el desembarco de otros miembros del Gobierno durante la campaña electoral en la Comunidad Valenciana, no lograron taponar la sangría de votos del PP. Ayer volvió a ser el partido más votado por los valencianos, pero lo fue menos. Perdió dos diputados, uno por Alicante y otro por Valencia, alrededor de 80.000 votos y cerca de seis puntos.

Tampoco ayudaron sus promesas sobre el Plan Hidrológico Nacional, el AVE o Mundo Ilusión, a los que supeditaron el desarrollo futuro de la Comunidad Valenciana, ni el miedo agitado a través de su argumentario contra la oposición, la reanimación del fantasma del pancatalanismo o el pacto con Unión Valenciana (UV) para que no concurriese a las elecciones y absorber todos los votos de su espectro. Ni siquiera el regionalista José María Chiquillo, segundo candidato en las listas al Senado por el PP, aportó los votos que se esperaba que su partido transfiriese al PP.

La gestión de la información realizada por el Gobierno con la crisis de la masacre de Madrid y otros aspectos como el caso Fabra han pasado factura al PP, abriendo un escenario que tendrá consecuencias internas en el pulso mantenido por el ministro de Trabajo en funciones, Eduardo Zaplana, y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, a quien el vuelco producido en las urnas le sitúa en disposición de tomar las riendas de su partido y, a la vez, desarrollar una política de claro corte autonómico con carácter reivindicativo frente a Madrid. Anoche no pasó inadvertido que ni Francisco Camps ni la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se acercaran por la sede del PP en Valencia, en la que sólo montaron guardia el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Serafín Castellano, la consejera de Bienestar Social, Alicia de Miguel, y otros destacados zaplanistas como el presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner.

El PSPV anoche, con el 99% escrutado, logró 283.434 votos más que en los comicios anteriores. El principal partido de la oposición recuperó fuelle con los candidatos Carmen Alborch, Leire Pajín y Jordi Sevilla, cuya lista mantuvo en el bastión de Carlos Fabra, Castellón, un aguerrido cuerpo a cuerpo con la del popular Juan Costa por un diputado hasta última hora. Los socialistas se sitúan a sólo 115.084 votos del PP, si bien es la primera vez en mucho tiempo que los resultados obtenidos en la Comunidad Valenciana no anticipan el cambio de tendencia producido en España.

Aunque lejos de su marca de 19 diputados logrados en 1982, y todavía con tres diputados menos que el PP, los socialistas, en su sede de la calle Blanquerías de Valencia, vivieron ayer los resultados con incontenible euforia, a la que se unió la victoria obtenida por el Valencia frente al Celta, si bien desde la dirección se trataron de mitigar por el dolor causado por la masacre terrorista de Madrid. El PSPV guardó un minuto de silencio por las víctimas y suspendió la fiesta y los fuegos artificiales que tenía previstos.