Todos los partidos políticos, sindicatos y empresarios andaluces hicieron ayer un llamamiento a los ciudadanos para que acudan a las urnas "masivamente" el próximo domingo y voten lo que tenían pensado votar, ya que esa es la mejor respuesta al terrorismo.
Hacía dos horas que el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, había presidido los cinco minutos de silencio contra el atentado de Madrid y la plaza de Sant Jaume, de Barcelona, seguía prácticamente llena. Más de 5.000 personas habían acudido a la cita y algo parecía retenerles pegados a los adoquines del emblemático corazón de Cataluña. Los corros de ciudadanos generaban conversaciones que recorrían toda la plaza. El enfado y la tristeza eran patentes en los rostros de los presentes.
Madrid intentará recuperar hoy, tras el horror terrorista, algo del pulso que ayer perdió. Las autoridades regionales y municipales, que han declarado tres días de luto y han suspendido en consecuencia todas las actividades culturales y lúdicas, abogan por que el resto de actividades cotidianas de la ciudad (colegios, universidades, transportes) no resulten interrumpidas.
Nadie les convocó. Ni falta que hacía. Ayer, miles de personas se manifestaron espontáneamente, de forma pacífica, ante los ayuntamientos, los edificios de las delegaciones territoriales del Gobierno, frente a las sedes de las instituciones autonómicas, en las universidades, en sus puestos de trabajo, contra el terrorismo.
Durante 15 minutos y en silencio, los ciudadanos vascos expresaron anoche su rechazo frontal al terrorismo. Las tres capitales vascas ralentizaron su actividad durante la tarde de ayer hasta detenerse en torno a sus ayuntamientos a las 20.00. Algunos establecimientos del Casco Viejo de Bilbao permanecieron cerrados en señal de luto.