Golpe de autoridad
La operación por la cual Telefónica, o, con más exactitud, Telefónica Móviles, compra el 100% de las filiales de telefonía móvil en Latinoamérica de la compañía estadounidense BellSouth lanza varios mensajes de singular interés al mercado de las telecomunicaciones. Es evidente el volumen de la operación, tanto en dinero -más de 4.700 millones de euros- como en número de clientes, puesto que en una sola finta Telefónica ha incorporado a 10,5 millones de nuevos clientes y se convierte en la cuarta compañía mundial en el mercado de móviles. Corresponde a los analistas financieros evaluar el impacto sobre las cuentas de la compañía y, más concretamente, sobre el equilibrio de ingresos y deuda de la empresa. Pero la primera lectura de esa decisión es que Telefónica ha dado un golpe de efecto en el negocio de las telecomunicaciones en Latinoamérica que tendrá seguramente consecuencias beneficiosas para la estrategia de la compañía en todo el mundo.
Pero además del volumen de la inversión y del tamaño de la apuesta, tiene importancia la elección estratégica de la telefonía móvil GSM como una opción real, frente a los desarrollos del UMTS (telefonía móvil de tercera generación), cuya inversión en licencias -más de 6.000 millones de euros- tanto ha costado digerir. La primera empresa española considera que, pueda o no desarrollarse en plazo y condiciones el UMTS, el mejor modo de garantizarse un éxito es contar con un volumen de mercado suficiente, con un número de clientes que permita rentabilizar las inversiones en nuevas tecnologías. Telefónica, después de una larga trayectoria inversora en Latinoamérica, se convierte en la operadora dominante en la región.
Para los analistas tradicionales del mercado, la operación es arriesgada. Siempre lo son cuando se ponen sobre la mesa unas inversiones de tanto alcance. A cambio, Telefónica demuestra que no se resigna al papel de operadora gravemente afectada por los problemas de la tercera generación de móviles, que mantiene ambiciones de ganar cuota de mercado mundial en móviles y, además, aunque sea de refilón, que invertir en Latinoamérica no tiene por qué considerarse un despropósito.
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