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La aviación rusa lanza víveres a los científicos aislados en el Ártico

Tres helicópteros y un rompehielos nuclear acuden a sacar del témpano a los 12 náufragos

La aviación rusa, con un An-26, logró lanzar ayer víveres, ropa y herramientas a los 12 científicos rusos de la expedición Polo Norte-32 atrapados en un témpano a la deriva en el Ártico. Los náufragos, tras un choque de masas de hielo, perdieron el pasado miércoles la mayoría de las instalaciones y equipos de la estación. Hoy, tres helicópteros intentarán rescatarlos.

El avión ruso An-26 consiguió ayer lanzar en paracaídas sobre los náufragos paquetes con comida, combustible, herramientas y ropa de abrigo. La temperatura es de -20º. Los científicos están refugiados en los dos edificios que han quedado en pie.

Un grupo de rescate partió ayer en un helicóptero de transporte Mi-26 desde Arjánguelsk (noroeste de Rusia) hacia el archipiélago noruego de Spitzbergen. Allí el equipo se reunirá con los especialistas del Ministerio de Situaciones de Emergencia que se han desplazado desde Moscú al Ártico. Se espera que hoy por la mañana el helicóptero pueda volar hasta donde se encuentran los científicos y los restos de la estación, a unos 700 kilómetros y seis horas de viaje.

Sin embargo, el helicóptero no podrá aterrizar en el témpano, dada la fragilidad del hielo, y permanecerá suspendido a poca altura, mientras los científicos deberán intentar subir al aparato trepando por la escalerilla colgante. "Está previsto empezar la operación a las 6.00

[hora peninsular española], pero todo deberá ajustarse según las condiciones de visibilidad", indicó ayer un portavoz ruso.

Vladímir Kósheliev, jefe de la expedición polar ártica, dio la voz de alarma el miércoles, después de que el campo de hielo donde habían desplegado la estación se resquebrajó a consecuencia de un violento choque con otros témpanos. Como resultado del accidente, cuatro de las seis instalaciones se hundieron en las gélidas aguas; la misma suerte corrieron los tractores que tenían y numerosos equipos científicos.

Afortunadamente, los doce investigadores consiguieron salir ilesos del choque, y en las dos instalaciones que se salvaron había alimentos y varios generadores portátiles diesel.

Kósheliev asegura que todos están de buen ánimo y no dudan del éxito del rescate. "Tenemos sitio para dormir, calefacción, podemos vivir aquí y hay comida caliente", dijo ayer a la televisión rusa NTV. "El ánimo es bueno, todo va bien".

Además del helicóptero de transporte, al que acompañarán otros dos aparatos más livianos por si surgieran complicaciones, se dirige hacia el lugar del desastre el rompehielos nuclear Árktika (Ártico), con la misión de salvar a los científicos en el caso de que las condiciones meteorológicas impidan a los helicópteros actuar. Sin embargo, el rompehielos aún tardará cinco días en llegar al témpano de Kósheliev y los suyos.

La estación Polo Norte-32 funcionaba desde abril del año pasado, y durante ese tiempo recorrió a la deriva 2.750 kilómetros. Fue la expedición científica que marcó el retorno de Rusia al Ártico, tras una interrupción de 12 años. Desde que en 1937 los rusos comenzaron a estudiar el Ártico, la URSS había organizado 31 misiones a la zona. Con la desaparición de la Unión Soviética en 1991, habían cesado las estudios en la región del Polo Norte.

Las investigaciones que allí realizan los científicos -centradas en la interrelación entre el océano y la atmósfera- son importantes, ante todo, para el desarrollo de los pronósticos meteorológicos. A pesar del accidente sufrido por esta última expedición, los rusos piensan montar en abril una estación para estudiar el Ártico, la Polo Norte-33.

La expedición Polo Norte-32, en una foto del pasado agosto.
La expedición Polo Norte-32, en una foto del pasado agosto.MUSEO DEL ÁRTICO Y LA ANTÁRTIDA DE SAN PETERSBURGO

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