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Jon Juaristi busca la identidad cultural de la novela española

Jesús Ruiz Mantilla

Son nueve siglos los que transcurren desde el inicio de la Reconquista hasta la expulsión de los moriscos en el XVII, en que la España musulmana y la España cristiana luchan por un pedazo de tierra que ofrecer a sus respectivos dioses. Durante esa larga época surgió una identidad, un imaginario para lo que va a ser la novela española, según quiere demostrar Jon Juaristi (Bilbao, 1951) en su nuevo ensayo, El reino del ocaso. España como sueño ancestral (Espasa).

"He pretendido abordar la construcción histórica de la identidad española a través de la imaginación, que, junto a la memoria, son dos ámbitos que me preocupan mucho", asegura el pensador, poeta y director del Instituto Cervantes. El libro que presentó el martes es la primera parte de un estudio que constará de dos volúmenes. "En este primero trato lo que el imaginario español debe a la cultura árabe medieval. Ahora estoy trabajando en el aspecto cristiano con raíces clásicas", afirma.

"Mi idea parte de un artículo que escribió Blanco White en 1825 sobre las imaginaciones inverosímiles", dice Juaristi. "Allí sostiene que la novela va surgiendo como efecto de la difusión de las narraciones fantásticas árabes y que luego Cervantes, con el Quijote, da un golpe de gracia que impone la fórmula realista".

"Para que se forme una identidad", continúa Juaristi, "son necesarios un idioma común, un sentido de comunidad horizontal, una cohesión religiosa y un texto. Pero la identidad surge de la conciencia de la pérdida y se forja antes de la llegada de los Reyes Católicos. Un libro importante son los comentarios del beato de Liébana al apocalipsis, que es un impulso protonacional para la lucha contra el islam". Eso por parte cristiana, ya que por parte islámica la referencia son Las mil y una noches, que están presentes en la Crónica sarracina, de Pedro del Corral, publicada en el siglo XV y obra considerada indigna por los defensores del verismo histórico por esa mezcla que consideraban aberrante de realismo y mundos inventados que la convierte en una novela y no en el género que lleva en el título", afirma Juaristi.

"Al final, hay una conversión de los mitos de las dos partes en algo distinto, algo mestizo". Las huellas de ese mestizaje llegan hasta el siglo XX. "Las huellas islámicas las recuperan de forma muy efectiva el romanticismo y escritores como Washington Irving. Después, en el siglo XX, Borges es quien más utiliza ese imaginario de inspiración oriental en su obra para construir un mundo personal y propio".

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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