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El régimen iraní prorroga las votaciones para atajar el boicoteo de los reformistas

Las urnas se cerraron con cuatro horas de retraso en una jornada marcada por la abstención

Irán celebró ayer las elecciones más contestadas de los 25 años de historia de la República Islámica. Hasta hoy no está previsto que se conozca el índice de participación, sin duda el dato que más interesa de unos comicios que todos opinan que, gracias a las artimañas del Consejo de Guardianes, devolverán el Parlamento a los conservadores. El régimen iraní se vio obligado a prolongar cuatro horas la jornada electoral por la elevada abstención. El panorama de los colegios electorales visitados por este periódico en Teherán era desolador.

"Si no inflan las urnas, la abstención rondaría el 70%", predijo el politólogo Mohamed Yamalí. Una fuente del Ministerio del Interior citada por Reuters situaba la participación entre el 47% y el 52% del censo.

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Sólo una familia votaba a las 13.00 (10.30 en la España peninsular) en la mezquita del barrio obrero de Gazvín, uno de los situados al sur de la capital iraní, donde los edificios de viviendas se mezclan con los barracones militares y el humo denso de las fábricas, y de donde salieron los creyentes que auparon al imam Jomeini al poder. En Irán, la edad de voto está establecida a los 15 años, y Samana Rajbarí, de 17 años, cubierta totalmente -igual que la madre- con un chador negro, dice que ha votado para que el Parlamento "atienda las demandas de educación, médicas y sociales del pueblo". A la pregunta de si los diputados actuales lo han hecho bien, contesta que no lo sabe, lo que hace intervenir de inmediato al padre, que repite el mensaje de los conservadores: "El Parlamento actual no ha sido eficiente, ni ha logrado resultados".

Tras votar los tres por los mismos candidatos, según confiesa Reza Rajbarí, madre e hija se marcharon con él en una motocicleta. No quedó ningún votante más en el colegio. Pasada la primera mitad de la jornada electoral, Mohamed Gasemí, responsable de las urnas, reconoció que "sólo habían votado unas 150" personas.

Rebelión en las urnas

En Teherán, la rebelión de las urnas contra los ayatolás es total. Buena parte de sus 12 millones de habitantes se quedaron ayer en casa o se fueron a disfrutar del espléndido día a las cumbres nevadas que rodean el norte de la capital. "Me da vergüenza preguntar dónde están los colegios electorales porque lo mismo se piensan que voy a votar", decía el taxista después de dar un par de vueltas por el barrio residencial de Elahiah, habitado por la élite acaudalada.

En Irán se puede votar en cualquier colegio. Basta con enseñar la libreta de identidad, en la que se estampa un sello para impedir que se vote dos veces. Según denuncian los reformistas, agentes del régimen han esparcido por las aldeas del país el rumor de que quienes no tengan el sello de voto en la libreta de identidad no recibirán los subsidios para el pan, el arroz y otros alimentos básicos. En las zonas rurales es donde el régimen islámico tiene su caldo de cultivo y donde se espera que la participación sea tres veces más alta que en las ciudades, donde podría situarse entre el 10% y el 20%. Ahora parece casi increíble que, tan sólo cuatro años atrás, en las elecciones de 2000, votase el 83% de la población. El entusiasmo que llenó de reformistas el Parlamento ha dejado paso ahora a la frustración.

La abstención obedece a un doble fenómeno. Por una parte, a quienes han seguido el consejo de Reza Jatamí, líder del Frente de Participación Islámica, el mayor partido reformista, de boicotear las elecciones porque son "ilegales" al haber sido descalificados por el Consejo de Guardianes -el órgano más poderoso del régimen- la mayoría de los candidatos reformistas. Por otra, la abstención es también un voto de castigo al reformismo que encabeza el presidente Mohamed Jatamí y que, sobre todo para los jóvenes, no ha hecho más que alargar la vida de un "régimen agonizante y odioso". Para muchos de los menores de 30 años, que componen el 70% de los 68 millones de habitantes de Irán, estas elecciones suponen un punto crucial en el régimen "porque con ellas comienza la cuenta atrás".

El Gobierno de EE UU criticó las elecciones porque, a su juicio, la marginación de candidatos aperturistas limita las opciones del pueblo iraní. Durante una rueda de prensa en Washington, Adam Ereli, un portavoz del Departamento de Estado, dijo que incluso sin conocer los resultados ni los índices de participación, EE UU "sigue de cerca esas elecciones" porque el proceso electoral presentó tendencias preocupantes, informa Efe.

Ereli criticó que en el periodo previo a las elecciones se ordenó el cierre de dos publicaciones reformistas, así como la oficina del principal partido aperturista. Además, la marginación de los candidatos "no representa lo que deben ser elecciones justas y libres, y no se ajustan a las normas internacionales", dijo Ereli. Hace cuatro años, Estados Unidos también criticó los comicios en Irán, pero el portavoz desestimó que esto vaya a provocar una reacción nacionalista en ese país.

Mujeres iraníes muestran sus identificaciones para votar, ayer ante un colegio electoral de Teherán.
Mujeres iraníes muestran sus identificaciones para votar, ayer ante un colegio electoral de Teherán.REUTERS

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