Buena fe para Argentina

El Grupo de los Siete países más industrializados del mundo (G7) llamó ayer a Argentina a "tener un diálogo constructivo con sus acreedores de cara a obtener una tasa de participación elevada en la reestructuración de su deuda".

"Llamamos a Argentina a poner en marcha políticas conformes a su programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI)", subrayaron los ministros de Finanzas y gobernadores de Bancos Centrales en su comunicado al final de su reunión.

Luego, en rueda de prensa, el secretario del Tesoro de Estados Unidos John Snow dijo que "lo importante de Argentina es que pague sus deudas y cumpla de buena fe con los requisitos exigidos por el FMI y con sus acreedores".

El Gobierno argentino ha propuesto a sus acreedores privados pagar sólo el 25% del valor de su deuda de 81.000 millones de dólares, en mora desde diciembre de 2001.

El Gobierno argentino ha rechazado firmemente las "presiones" externas para cambiar su posición de negociar con los acreedores privados sólo por 25% del valor de su deuda.

"Salvo que se vuelva a cargar sobre las espaldas del pueblo argentino, no hay ninguna posibilidad de variar esta situación", dijo ayer sábado el propio presidente Néstor Kirchner, que ha llamado a convertir su posición en "una causa nacional".

Pero los grandes países que controlan el FMI creen que el país latinoamericano debería aprovechar la mejora económica que atraviesa -fuerte crecimiento superior a las previsiones, inflación débil y buenos ingresos fiscales- para proponer una oferta de reestructuración de su deuda más atractiva a sus acreedores. Ocho países representados en el consejo de administración del Fondo se abstuvieron el mes pasado cuando el director gerente del FMI Horst Koehler les propuso aprobar la primera revisión del acuerdo con Argentina.