Alí Sistani, el máximo líder chií, sale ileso de un intento de asesinato en Nayaf
El administrador de EE UU en Irak reitera que cederá la soberanía antes del 30 de junio
El máximo líder de la comunidad chií de Irak, el gran ayatolá Alí Sistani, salió ayer ileso de un intento de asesinato en la ciudad santa de Nayaf (160 kilómetros al sur de Bagdad), según fuentes del Consejo de Gobierno provisional de Irak. Pero las versiones sobre el suceso eran anoche contradictorias. Para el Consejo de Gobierno, el atentado se produjo por la tarde, cuando desconocidos armados dispararon contra el vehículo en el que viajaba Sistani. Un agente encargado de la seguridad de Sistani aseguraba, sin embargo, que el intento de asesinato, a tiros, se produjo ayer por la mañana. Fuentes de la oficina de Sistani, citadas por el canal de televisión árabe Al Yazira, confirmaron el atentado.
Estas mismas fuentes aseguraron que el líder chií estaba "bien" y que se encontraba "en un lugar seguro". El atentado contra Sistani se produce antes de la llegada a Irak, posiblemente hoy, de una delegación de la ONU encargada de estudiar la posibilidad de celebrar elecciones directas en el país antes del traspaso de poder de los norteamericanos a un Gobierno transitorio iraquí, previsto para junio según el plan de EE UU.
Por la mañana, el administrador civil estadounidense, Paul Bremer, aseguraba que no habría cambio de planes en Irak. "Seguimos comprometidos a devolver la soberanía al pueblo iraquí el 30 de junio próximo", subrayó Bremer. El procónsul norteamericano zanjó así la posibilidad de que se posponga la transferencia de poder tal como se ha rumoreado en Washington. Bremer admitió, sin embargo, que EE UU está dispuesto a "hacer ajustes" respecto a la elección de la Asamblea Nacional, si así lo aconseja la ONU. Una comisión electoral de ese organismo va a estudiar en los próximos días la viabilidad de celebrar comicios directos tal como piden la mayoría de los iraquíes. "Estamos dispuestos a cooperar con la ONU y consideraremos ajustes y cambios en el plan del pasado 15 de noviembre", declaró Bremer. El representante norteamericano descartó, no obstante, que las recomendaciones de la ONU vayan a traducirse en un aplazamiento del traspaso de poder acordado con el Consejo de Gobierno iraquí, una especie de presidencia colegida nombrada por el propio Bremer.
"La Autoridad Provisional de la Coalición y el Consejo de Gobierno dejaron claro al secretario general de la ONU el pasado 19 de enero su interés en cumplir el calendario, incluida la transferencia de soberanía para el 30 de junio", señaló Bremer. "Ésa continúa siendo nuestra política", remachó. Sus palabras coincidieron con filtraciones diplomáticas sobre la llegada hoy a Bagdad de la comisión electoral de Naciones Unidas. La sede de esa organización en Nueva York se negó a confirmar ese dato por razones de seguridad.
A petición de EE UU y del propio Consejo de Gobierno iraquí, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, aceptó enviar un equipo de expertos a Irak para evaluar si es posible celebrar elecciones antes del traspaso de poder. El grupo, presidido por la responsable de la división de asistencia electoral de Naciones Unidas, la uruguaya Corina Perelli, tiene previsto permanecer en el país unos 10 días.
La comisión tiene que responder a dos preguntas básicas. En primer lugar, si es posible organizar unos comicios legislativos antes del 30 de mayo, la fecha límite establecida el pasado noviembre. Y, de no ser así, si pueden hacerse ajustes en la fórmula para elegir la Asamblea Nacional transitoria en ese marco temporal. El proyecto político de Washington establece que los miembros de esa Cámara, que elegirá al Gobierno transitorio, sean designados entre los notables políticos, religiosos y tribales de cada provincia.
Democracia indirecta
Este sistema de democracia indirecta ha motivado la indignación de muchos iraquíes, en especial de la comunidad chií. Su líder espiritual, el gran ayatolá Alí Sistani, habitualmente reservado en asuntos políticos, ha expresado abiertamente su malestar. Los chiíes, que suponen en torno a un 60% de la población de Irak, confían en que el peso de sus votos les abra la puerta al control del futuro Gobierno iraquí, después de décadas de marginación del poder. Otras comunidades (árabes suníes y kurdos, sobre todo) ven con preocupación esa mayoría aplastante.
Estados Unidos parece haber tomado en consideración esos recelos, en especial por parte de sus aliados kurdos, y subraya las dificultades técnicas para organizar los comicios. "Irak carece de ley electoral y, lo que es más grave, no disponemos de un censo fiable", aseguraban los portavoces de la Autoridad Provisional de la Coalición antes de que la presión chií obligara a recurrir a la mediación de la ONU. Sin embargo, muchos iraquíes consideran que son excusas. "Unas elecciones imperfectas son mejores que no celebrar elecciones".
"La cartilla de racionamiento podría servir con algunas correcciones", declaró a esta enviada el ministro iraquí de Finanzas, Kamil Mibder al Kaylani, recientemente en Davos. Según Al Kaylani, el listado es bastante fiable si se incluye a los exiliados.
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