XVIII EDICIÓN DE LOS PREMIOS GOYA
Icíar Bollaín
| Directora de cine
JESÚS RUIZ MANTILLA | Madrid
Ha dado sus ojos claros y vivos para denunciar el maltrato a las mujeres, la violencia, la humillación que no sale de las cocinas y los dormitorios. El sábado por la noche, Icíar Bollaín entregó de nuevo esos ojos de niña pilla y luchadora, a la que no le gusta que le pisoteen sus derechos, para reivindicar algo que es básico, pero, al parecer, no para todos: la libertad de expresión.
A pesar de que la escenografía pretendía ser luminosa y ligera y de que el guión se centró en un asunto tan amable como la "hermandad" del cine español y el latinoamericano, por segundo año consecutivo la ceremonia de los Goya estuvo marcada por acontecimientos extracinematográficos.
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