Musharraf: "Todos los musulmanes ven por TV cómo tratan a sus hermanos de religión"
El presidente de Pakistán defiende el equilibrio entre Occidente e islam en el foro de Davos
Davos parece una reválida para presidentes en busca de aprobación internacional. Ayer, 24 horas después de que el iraní Mohamed Jatamí minimizara la crisis política que atraviesa su país y volviera a defender su diálogo de civilizaciones, el paquistaní Pervez Musharraf presentaba en Davos su "estrategia de la moderación ilustrada". En busca del siempre difícil equilibrio entre la amistad con Occidente y la fidelidad a los principios islámicos, el general-presidente ofreció una imagen de moderación y pidió contrapartidas para poder sacar adelante su proyecto.
"Todas las disputas políticas que el mundo está viviendo en los últimos años involucran a musulmanes y todos los musulmanes pueden ver en sus televisores el tratamiento que reciben sus hermanos de religión", subrayó Musharraf. En su opinión, ahí está la raíz del "profundo sentimiento de injusticia y privación" que perciben la mayoría de los 1.300 millones de musulmanes. "Si a ello añadimos la pobreza y las bajas tasas de alfabetización que tenemos en el mundo islámico, tenemos un terreno abonado para los extremistas", aseguró el jefe del Estado paquistaní.
Para hacer frente a esa situación propone Musharraf su "estrategia de la moderación ilustrada". "Se trata de una estrategia bidireccional", explicó el hombre fuerte de Pakistán, "el mundo islámico tiene que rechazar el extremismo y avanzar el desarrollo económico y social; Occidente, por su parte, tiene que resolver todas las disputas políticas pendientes y asistir a los países islámicos en ese desarrollo socio-económico". Aunque no las mencionó específicamente, quedó claro el contexto de que las disputas a las que se refería son Cachemira y Palestina.
Musharraf repitió en varias ocasiones que el mundo islámico ya había empezado a dar pasos en la buena dirección y que ahora es "Occidente, Estados Unidos, la ONU, quienes tienen que ponerse manos a la obra". "En Pakistán, estamos luchando contra el terrorismo en todos los frentes", mencionó a modo de ejemplo, "combatimos a Al Qaeda y los talibanes en nuestras fronteras occidental y meridional; buscamos una solución pacífica con India en la cuestión de Cachemira en nuestra frontera oriental y nos enfrentamos al extremismo religiosos y sectario dentro del país".
"India y Pakistán no van a ser enemigos para siempre", reiteró el presidente paquistaní, que no dudó en reconocer que "este conflicto está impidiendo el desarrollo regional". Musharraf se mostró confiado de que este enésimo intento por resolver la disputa de Cachemira va a dar resultados porque, dijo, "las dos partes nos hemos dado cuenta de que el diálogo tiene que incluir todos los asuntos, incluida Cachemira, que es la clave de nuestra larga enemistad".
Sin embargo, cuando el presidente y fundador del WEF, Klaus Schwab, le preguntó por el mayor reto que afronta en los próximos 24 meses, el presidente paquistaní mencionó "ser capaz de mantener el proceso de reactivación económica y hacer frente al extremismo sectario y religioso". En ese sentido, Musharraf reclamó de los países occidentales que "se corrija la asimetría económica y que los frutos de la globalización se distribuyan a favor de los que no tienen nada". Musharraf restó importancia a los dos recientes intentos de asesinato de que ha sido objeto por parte de los extremistas. "Son riesgos laborales", bromeó, "aún no he agotado mis nueve vidas". Tanto en su conversación con Schwab como en una intervención anterior sobre el diálogo intercultural, Musharraf insistió en la raíz política del extremismo que tanto alarma a Occidente. "La religión, el islam, no tiene nada que ver con ese fenómeno", subrayó el presidente, que atribuyó esta creencia al desconocimiento mutuo.
"Existen dos errores de percepción", aseguró Musharraf; "de un lado, en el mundo musulmán se cree que el islam está en el punto de mira ; de otro, en Occidente se considera que el islam es una religión militante, extremista e intolerante, contraria a la modernidad y el laicismo". Denunció una "proyección injusta del mundo islámico en los medios de comunicación occidentales, que muestran extremistas o ultramodernos que incluso reniegan de sus valores y creencias". Para él, ni una ni otra imagen son correctas y la mayoría se queda fuera de la foto.
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